Los puentes de Zion

Los flujos de vida de la ciudad parecían concurrir en los grandes puentes de Zion. Miles de hormigas ajetreadas marchando de un lado a otro eran la sabia que recorría las venas de la ciudad. Una entidad poderosa y dormida a la espera de ser despertada. Como todo gran organismo, este estaba a su vez compuesto por otros más pequeños, piezas cada vez más pequeñas, cada vez más especializadas en su tarea. Pero en toda aquella maraña de vida y sangre, solo había una pieza que llamase la atención de Tarakan. El sexto...
Casi podía sentir sus leves latidos en aquel punto, ahogados por todo el gentío, los durmientes recorriendo las venas de un mundo que no comprendían, ensimismados en su "yo existo", "yo soy". Si matarlos a todos fuese tan facil como pensarlo nada podria interferir en su busqueda, lo oiría perfectamente, lo tendría practicamente en sus manos.
Pero no sería el único. Su mente fragmentada en miles depequeñas conciencias lo prevenían. Sabía que otros lo buscaban, con objetivos propios y que no lo compratirían...

El hombre miraba el inmenso rio "tierra de nadie" desde la segura altura de los puentes, la gente pasaba de largo, preocupada por sus asuntos, dejando a aquella extravagante persona observar el vacio con sus ojos inexpresivos. No lo entendían. Se tardaba en coordinar a todas aquellas mentes, todos aqullos pensamientos. ¿Por donde podría empezar su búsqueda?

A veces es mejor esperar y que la busqueda acuda a ti.

El hombre alza la cabeza hacia el recién llegado. Su pelo lacio cae sobre su rostro. al principio su mueca es de sorpresa, pero pronto se extiende en una amplia sonrisa de comisura a comisura. Escucha lo que le dicen, sonriente mostrando su inmaculada dentadura. No parpadea. Su esencia, su... incompatibilidad con la realidad humana es más que obvia. No es tan bueno disfrazandose como el que le habla. Quizás no lo necesita.

- Abajo es donde se oculta la comida.- La sonrisa del hombre ahora parece más bien inquietante, desequilibrada, su naturaleza es más que obvia para los ojos adecuados. -Celebro la casualidad de encontrarte. Pero recuerdame tu nombre, los pozos de azufre se llevan gran parte de nuestra memoria antes de ascender aquí arriba-. Miente, su interlocutor lo siente, no lo conoce. Pero su alma apesta, es lo que es sin poder ocultarlo.

Finalmente acaba por girarse encarando a quien le habla. Estira el cuello sin dejar de sonréir. Resulta incomodo, inquetante. Más que un gesto de amable simpatía parece como si su boca fuesen unas fauces preparadas para devorar al primer signo de que la presa tratar de huir. Sin embargo su actitud hacia el otro hombre es clara, no está aqui para comer, no hay ningún tipo de enlace trofico entre ambos, ocupan el mismo eslabón de la cadena. Lo mira durante unos breves instantes, como si estuviese valorando que respuesta dar. Finalmente emite un desagradable chasquido con la lengua y contesta.

-Mi nombre es, Tarakan... Hermano.- Sus ojos no parpadean, si había algún lugar a dudas antes ahora no hay cuestión. Es duro seguir el sosteniendo la mirada durante mucho tiempo. Pero con todo, las miles de mentes se revuelven en el interior del demonio, pretende dar a Azariel algo, algo que el demonio pueda masticar y saborear. -Siento que deberías serme familiar de alguna forma.

Quizás otros hubiesen respondido con una risa irónica, o se hubiesen ofendido. Los más preocupados por su imagen hubiesen desestimado el comentario con una actitud serena. Tarakan valoró lentamente el consejo oculto tras la inquietud y el rechazo provocado por su actitud y tomó una postura más relajada metiendo las manos en los bolsillos de su cazadora marrón mate. Giró la cabeza un momento como si algo hubiese llamado su atención más allá del puente.

-¿No? En ese caso da igual.- De nuevo chasqueó la lengua de aquella forma y devolvió la mirada hacia Azariel. -Dime. ¿Como puedes serme de utilidad?.-

-Quizás- Mide con la mirada a Azariel, no sin dejar de mostrar algo de sorpresa ante su actitud. ¿Tan incorrecta ha sido la pregunta?. -Pero no lo has hecho. Me has sacado de mi meditación, he supuesto, quizás erróneamente que tendrías algo que ofrecerme. No hay ningún tipo de reproche, sino el apunte de lo obvio. Dos demonios, esto solo puede saldarse de tres formas. Indiferencia, colaboración interesada o violencia.

Tarakan saca las manos de sus bolsillo mostrandolas vacías y limpias a Azariel en un gesto de no-violencia.

Como toda respuesta sus ojos comenzaron a abrirse de par en par. Una fuerte tos empezó a brotar de la garganta del demonio. con un gesto Indicó a azariel que n ose acercase. Algunos ruidos desagradables comenzaron a sonar, parecidos a arcadas. Tarakan se tapó la boca doblado sobre sí mismo con los tipicos sintomas que preceden a un vómito. algunas personas se quedaron mirando durante algunos instantes, pero siguiendo sus instintos desconfiados y egoistas siguieron adelante ignorando el espectáculo.

Para la sorpresa de su interlocutor, el peculiar infernal se recuperó pronto y tras tomar aire un par de veces y agitar la cabeza extendió la mano, abriendola lentamente. En su palma había una cucharacha recubierta de babas.

-¿Guardarías esto contigo? Ese es el pago que pido a cambio de colaborar.

El hombre seca la cucaracha con cuidado y mimo. El blatodeo, del tamaño de un pulgar, se retuerce entre sus manos como una pequeña y heretica versión de un recién nacido cristo en brazos de su madre. Bajo las atenciones el insecto enseguida parece adecuarse a su nuevo entorno. Tarakan observa el desarrollo de la criatura con un orgullo incapaz de ocultar.

- Es una Blatta orientalis o cucharacha común. No tienes por que llevartela ahora, sencillamente tengo cierta debilidad por estas pequeñas criaturas y me gusta proporcionarles un hogar.- De nuevo aquella sonrisa, incomoda. -Solo te pido que cuides de esta mientras trabajo en tu benficio, hermano.- El insecto comenzó a recorrer la mano del hombre con sus caracteristicos movimientos, pero este parecía muy comodo con el tacto.

El hombre saca una cajetilla de cerillas del bolsillo y mete a la cucaracha en el interior. Baja la mirada y parece meditar la propuesta unos instantes. Cuando decide cual será su respeusta, alza la mirada y la posa sobre Azariel.

-Un me pides un voto de confianza cuando yo te pido otro. Creo que estamos andando en circulos hermano. Te prometo que lo pensaremos.

Esa es toda su respuesta. Se guarda la cajetilla de cerillas lejos de la vista del demonio y da la espalda, si Azariel quiere un repudiado a cambio de una cucaracha es que se cree muy buen negociante, piensan para sí mismas las mentes fragmentadas. El ser camina alejandose del demonio, quzás no ha sido lo que esperaba pero es un principio, un comienzo como cualquier otro.

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Un par de días han pasado y la criatura ya ha visto la ciudad y sus inmediaciones. Sin una dirección o punto de encuentro al que acudir, en ocasiones solo podemos fiarnos de que el rayo caiga dos veces en el mismo lugar. Tampoco tiene mucho de que preocuparse, este tipo de cosas funcionan así, encuentros fortuitos, huidizas persecuciones, antiproductivas tentativas. Inspira y espera, al fin y al cabo tiene toda una eternidad para que Azariel decida aparecer, lo unico que sabe es que si quiere encotnrarlo lo hallará sin problemas. La colmena piensa para sí misma que hubiese sido más facil si Azariel hubiese aceptado sencillamente la criatura que le ofreció, pero los seres sintientes siempre eligen el camino dificil. Ese tipo de actitudes encienden una tenue llama en su interior, la forma obstinada y orgullosa en la que insisten en torearlo. Por suerte miles de mentes dan para analizar firamente las situaciones. Varias de ellas se preguntan que hacen los humanos para evitar que ese complejo de emociones no les arruine la vida. Quizás la respuesta es que sus vidas ya están arruinadas.

Alza la cabeza, su sempiterna sonrisa parece estar estampada a fuego en su rostro. Es curioso, no tiene ganas de sonreir, pero así es como fue hecho, la mueca cumple sin embargo su cometido de confundir al mundo circundante. Chasquea la lengua. tampoco tiene tiempo o ganas de estar hablando en codigos que de todos modos ningún viandante va a escuchar.

-Encontré tu repudiada. El trabajo ha resultado un verdadero dolor de cabeza. No se cuanta angustia se supone que sufren, pero eso no justifca un personalidad tan infantil y obstianda.- El demonio parece inquieto e irritable, sin duda el tener que tratar con aquellos descendientes de angeles ha sido desagradable, una sensación que la criatura duda mucho que pueda quitarse de encima, al menos mientras esa pareja de plumiferos siga viva...

¿Azariel quiere jugar a ser el jefe? no será el quien se lo impida. Los perfiles bajos implican mayores posibilidades de que las tortas le caigan a otro. Mirado del lado positivo, servir a este demonio por ahora puede reportarle algún beneficio futuro. Tarakan baja la cabeza y se revuelve, conoce el papel de siervo abnegado a la perfección. Además, Azariel tiene razones para sentirse superior o condescendiente. Ha fracasado por carecer del suficiente poder para matar al angel caído y a la vez capturar a la renegada. Que te hayan creado de una manera no te exime de la culpabilidad de ser débil, esa es la ley del averno.

-Alta, pálida, pelo castaño, no muy largo, tampoco corto, cejas finas, fuerte. Responde al nombre de Dayree. Habría podido cazarla sin excesivas complicaciones, sufría de mutilación de un ala.

El demonio asiente con actitud servicial. Así que Azariel teme a la repudiada, quien lo hubiese dicho, por su parte había interpretado la actitud reticente de la muchacha como miedo. El tipo de miedo que te convierte en una persona incapaz de verse envuelta en situaciones de matar o morir. Como sea, no es importante, el pasado es archivado sistemáticamene en un cajón y las mentes comienzan a buscar a los otros. Otros que puedan serle de utilidad, recuerda que la repudiada mencionó a otros, le pareció captar algunos sabores peculiares con sus antenas en el momento. Las descripciones de Azariel le resultan demasiado parecidas a esos sabores (Las mentes fragmentadas practican la sinestesia en varios niveles). Algo le dice que debe desconfiar de la situación, pero desconfiar no significa saltar del barco...

Con un gesto sutil saca la caja de cerillas del bolsillo y se la entrega a Azariel. - Puedes dejarla en una brecha oscura en el lugar que consideres tu refugio. O sencillamente soltarla en tu casa, ella encontrará el sustento y el acomodo. Si la llevas contigo me servirá para encontrarte, puede servirte incluso para convocarme en los momentos que consideres oportunos.-. Amen de muchas otras utilidades como el de servir de espia de la colmena y extender puestos avanzados de la misma... La cucaracha es una hembra con un saco de huevos dispuesto a crear una nueva madriguera en cuanto se le presente la ocasión. Una vez los pequeños sean reasimilados sus mentes y conocimientos volverían de vuelta al demonio.

-La repudiada mencionó algo de sus compañeros. Quizás eso me sirva para encontrarlos. Acudiré ante ti cuando tenga una localización certera.- Responde con humildad. Se pregunta si podrá encontrar a algúno que le valga. Para un ser humano privado de sus capacidades sensoriales encontrar una persona con una breve descripción de sus actitudes sería algo imposible. Para él la búsqueda comienza por extender las antenas (unos apendices etereos que reemplazan su capacidad para sentir y ver auras) y seguir los rastros de la amargura que emiten los exiliados.

Al dúia siguiente el demonio estaba de vuelta. Puntual como un reloj y a la espera de que Azariel hiciese su aparición. Un día de margen era un tiempo bastante aceptable para haber completado el encargo, y aún así era más del que debería haber necesitado. Pero aquello poco importaba en ese momento. Solo debía indicarle el lugar a Azariel, el lugar donde debía estar y una vez este lo pisase todo volvería a tener esentido en el universo. Se apoyó en la barandillas del puente y esperó a sentir la presencia de su colaborador en la zona.