Casa de Jamileh
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Re: Casa de Jamileh
Divisa la habitación, como aquel que ve una plaza libre en un bote salvavidas, puesto que se apresura en alcanzarla, sin molestarse en cerrar la puerta. Simplemente se deja caer bocabajo sobre el colchón, ahogando un par de sollozos desesperados, causados por el miedo y la confusión, que no llegan a nada más.
Intenta analizar lo ocurrido, ¿qué ha hecho mal? No logra entenderlo, de repente estaban hablando y al momento él... ¡Cielos, que la ha besado, que SE HAN besado! Ella, con él. No, no puede ser, va a despertarse, sí, seguro, y estará todavía en el maldito bosque, muriéndose de frío... Pero no, no despierta, porque ya lo está, todo aquello es real, ha sucedido, lo quiera o no. Y lo peor es que una parte de ella no se arrepiente, porque no ha sido desagradable.
No se percata de que la ha seguido hasta que le oye hablar, no ha oído los pasos ni se ha parado a sentir la presencia, quizá porque se haya acostumbrado tanto a esta que ya ni se altere, no en el sentido de percepción aurica al menos. Lejos de calmarle, las palabras de él, por algún motivo que desconoce, logran ponerla más nerviosa... ¿Qué ocurre? ¿Por qué de repente no le sirve nada de lo que está diciendo?
Se sienta sobre la cama, sintiendo una opresión en el torso. Trata de inspirar hondo para calmarla, pero entonces...
-Me ahogo... -Jadea, llevándose la mano al pecho, sin saber que es esa sensación que parece impedirla respirar- No... No puedo... No... -La angustia se apodera de ella, haciéndola rendirse a algo a lo que ni en sus entrenamientos más duros había sucumbido: el pánico.
Intenta analizar lo ocurrido, ¿qué ha hecho mal? No logra entenderlo, de repente estaban hablando y al momento él... ¡Cielos, que la ha besado, que SE HAN besado! Ella, con él. No, no puede ser, va a despertarse, sí, seguro, y estará todavía en el maldito bosque, muriéndose de frío... Pero no, no despierta, porque ya lo está, todo aquello es real, ha sucedido, lo quiera o no. Y lo peor es que una parte de ella no se arrepiente, porque no ha sido desagradable.
No se percata de que la ha seguido hasta que le oye hablar, no ha oído los pasos ni se ha parado a sentir la presencia, quizá porque se haya acostumbrado tanto a esta que ya ni se altere, no en el sentido de percepción aurica al menos. Lejos de calmarle, las palabras de él, por algún motivo que desconoce, logran ponerla más nerviosa... ¿Qué ocurre? ¿Por qué de repente no le sirve nada de lo que está diciendo?
Se sienta sobre la cama, sintiendo una opresión en el torso. Trata de inspirar hondo para calmarla, pero entonces...
-Me ahogo... -Jadea, llevándose la mano al pecho, sin saber que es esa sensación que parece impedirla respirar- No... No puedo... No... -La angustia se apodera de ella, haciéndola rendirse a algo a lo que ni en sus entrenamientos más duros había sucumbido: el pánico.
Jamileh- Celestial
- Mensajes : 129
Fecha de inscripción : 19/01/2010
Re: Casa de Jamileh
Se la queda mirando, esperando cualquier tipo de respuesta y, por encima de todo, que no lo eche, porque sería echar a perder una oportunidad de oro... Si es que ahora realmente le importa eso y no otra cosa...
Pero no llega ninguna respuesta clara, excepto que se empieza a ahogar. Y no hay más que mirarla alos ojos para darse cuenta de que no miente, se está ahogando... Menudo momentito para un ataque de pánico. mira a su alrededor con fría calma pero sin renunciar a la rapidez, en busca de alguna bolsa, que, para variar, no encuentra...
Las cosas útiles nunca están cuando se las necesita. Y ya se mueve por mero instinto, sintiendo de nuevo esa opresión en el pecho arderle por dentro, la culpa, pese a que él sea incapaz de identificarla, avanzando hacia ella y sentándose en la cama, enfrente de ella. Le toma la cara con las manos y la obliga a mirarle:
-Jamileh, relájate... Sé que es difícil, pero te está entrando un ataque de pánico, ¿vale? No va a pasar nada, nadie se enterará, además, sólo ha sido un beso, un insignificante y estúpido beso... Pero necesito que te relajes y que respires, o puedes acabar ahogándose de verdad. La sensación la crea tu mente, no es física... Eres fuerte y puedes sobreponerte, Jamileh, hazlo, vence a la emoción...
Pero no llega ninguna respuesta clara, excepto que se empieza a ahogar. Y no hay más que mirarla alos ojos para darse cuenta de que no miente, se está ahogando... Menudo momentito para un ataque de pánico. mira a su alrededor con fría calma pero sin renunciar a la rapidez, en busca de alguna bolsa, que, para variar, no encuentra...
Las cosas útiles nunca están cuando se las necesita. Y ya se mueve por mero instinto, sintiendo de nuevo esa opresión en el pecho arderle por dentro, la culpa, pese a que él sea incapaz de identificarla, avanzando hacia ella y sentándose en la cama, enfrente de ella. Le toma la cara con las manos y la obliga a mirarle:
-Jamileh, relájate... Sé que es difícil, pero te está entrando un ataque de pánico, ¿vale? No va a pasar nada, nadie se enterará, además, sólo ha sido un beso, un insignificante y estúpido beso... Pero necesito que te relajes y que respires, o puedes acabar ahogándose de verdad. La sensación la crea tu mente, no es física... Eres fuerte y puedes sobreponerte, Jamileh, hazlo, vence a la emoción...
Azariel- Infernal
- Mensajes : 147
Fecha de inscripción : 17/01/2010
Re: Casa de Jamileh
La opresión aumenta, como si el oxígeno se negase a fluír con normalidad, y, por si fuera poco, eso va acompañado por el temblor temeroso que la recorre por entero, luego el nerviosismo de la angustia se ve unido al del pánico, provocándole una ansiedad que va en aumento.
Los segundos pasan hasta que, repentinamente, se ve tomada por el rostro y forzada a mirar a esos dos enigmáticos ojos negros. En los castaños de ella, miedo sigue siendo la emoción más legible, pero... ¿Miedo a qué? Probablemente Azariel crea que es el terror a ser descubierta, pero realmente su razón para estar asustada es otra muy distinta... La misma por la cual, consigue, en un principio, relajarse ante las palabras de él, logrando respirar aunque sea de forma jadeante y entrecortada, normalizándose paulatinamente.
"Sólo ha sido un beso, un insignificante y estúpido beso..." Jamileh se queda pensativa, analizando esa afirmación, una vez su respiración se regula del todo. Pasan varios segundos, quizás demasiados, los suficientes como para volver el silencio tenso y exasperante, hasta que, finalmente, su habitual calma ha regresado:
-Sólo un beso... Insignificante y estúpido... -Su voz suena átona, sin mostrar emoción alguna, solo tranquilidad. Nuevamente, varios segundos de silencio se suceden, volviendo levemente inquietante la situación y sus palabras, en principio normales, teniendo en cuenta lo que añade después- Sí, sólo ha sido... Bueno, eso lo cambia todo, ¿no? -Se encoge de hombros, con total serenidad, y acto seguido se pone en pie, encaminándose hacia la puerta y haciéndole un gesto para que la imite- Creo que me vendrá bien dormir, así que... Buenas noches -Le invita a marcharse, con un tono quizá demasiado educado- Y gracias por todo...
Los segundos pasan hasta que, repentinamente, se ve tomada por el rostro y forzada a mirar a esos dos enigmáticos ojos negros. En los castaños de ella, miedo sigue siendo la emoción más legible, pero... ¿Miedo a qué? Probablemente Azariel crea que es el terror a ser descubierta, pero realmente su razón para estar asustada es otra muy distinta... La misma por la cual, consigue, en un principio, relajarse ante las palabras de él, logrando respirar aunque sea de forma jadeante y entrecortada, normalizándose paulatinamente.
"Sólo ha sido un beso, un insignificante y estúpido beso..." Jamileh se queda pensativa, analizando esa afirmación, una vez su respiración se regula del todo. Pasan varios segundos, quizás demasiados, los suficientes como para volver el silencio tenso y exasperante, hasta que, finalmente, su habitual calma ha regresado:
-Sólo un beso... Insignificante y estúpido... -Su voz suena átona, sin mostrar emoción alguna, solo tranquilidad. Nuevamente, varios segundos de silencio se suceden, volviendo levemente inquietante la situación y sus palabras, en principio normales, teniendo en cuenta lo que añade después- Sí, sólo ha sido... Bueno, eso lo cambia todo, ¿no? -Se encoge de hombros, con total serenidad, y acto seguido se pone en pie, encaminándose hacia la puerta y haciéndole un gesto para que la imite- Creo que me vendrá bien dormir, así que... Buenas noches -Le invita a marcharse, con un tono quizá demasiado educado- Y gracias por todo...
Jamileh- Celestial
- Mensajes : 129
Fecha de inscripción : 19/01/2010
Re: Casa de Jamileh
Mierda. Se ha dejado llevar demasiado, no ha pensado en lo que decía... Y ahora, por muy calmadas que suenen las palabras de ella, ese gesto que realiza cuando se levanta, como le invita a marcharse, le indican que acaba de meter la pata
Aún así se levanta, encaminándose hacia ella y cruzando la puerta... Pero parándose en el umbral, girando y encarándola de nuevo. Y esta vez sí que logra identificar la culpa que siente, frunciendo el ceño en un intento de explicar sus palabras:
-Quería decir que... Me ha gustado -Y en sus palabras va más sinceridad que mentira, una sinceridad que se potencia con su mirada. Sigue actúando sin pensar, y no sabe las consecuencias que eso puede llevarle- No era mi intención ofenderte, si es que te he ofendido, claro.... No debería haberlo hecho, lo siento... Entenderé que probablemente no quieras saber más de mí... Pero tienes mi número, por si algún día cambias de opinión.
Ahora que se está expresando de forma medianamente sincera se siente bastante estúpido, porque no logra encontrar las palabras adecuadas para algo que ni siquiera sabe si tiene arreglo:
-Y no cambia nada... Ha sido un beso, una prueba de que realmente me cuesta resistirme... Entiendo que tengas miedo, y por eso mismo te he dicho lo que te he dicho... No quiero que lo pases mal por mi culpa, para un ángel que me gusta sería un tanto idiota si te hiciese sufrir... Así que me marcho.
Y, sin más, comienza a andar por el pasillo, bajando las escaleras y encaminándose a la salida.
Aún así se levanta, encaminándose hacia ella y cruzando la puerta... Pero parándose en el umbral, girando y encarándola de nuevo. Y esta vez sí que logra identificar la culpa que siente, frunciendo el ceño en un intento de explicar sus palabras:
-Quería decir que... Me ha gustado -Y en sus palabras va más sinceridad que mentira, una sinceridad que se potencia con su mirada. Sigue actúando sin pensar, y no sabe las consecuencias que eso puede llevarle- No era mi intención ofenderte, si es que te he ofendido, claro.... No debería haberlo hecho, lo siento... Entenderé que probablemente no quieras saber más de mí... Pero tienes mi número, por si algún día cambias de opinión.
Ahora que se está expresando de forma medianamente sincera se siente bastante estúpido, porque no logra encontrar las palabras adecuadas para algo que ni siquiera sabe si tiene arreglo:
-Y no cambia nada... Ha sido un beso, una prueba de que realmente me cuesta resistirme... Entiendo que tengas miedo, y por eso mismo te he dicho lo que te he dicho... No quiero que lo pases mal por mi culpa, para un ángel que me gusta sería un tanto idiota si te hiciese sufrir... Así que me marcho.
Y, sin más, comienza a andar por el pasillo, bajando las escaleras y encaminándose a la salida.
Azariel- Infernal
- Mensajes : 147
Fecha de inscripción : 17/01/2010
Re: Casa de Jamileh
Las explicaciones de él no le sirven, no en un momento en el cual la confusión se ha apoderado de su mente obligándola a sucumbir a emociones como el pánico o la indignación, siendo este el único modo de protección para lo que realmente le preocupa... Y por eso no dice nada, ni si quiera le contesta, solamente le mira. Lee sinceridad en sus ojos pero aún así, cuando no la había también creía verla, luego...
De nada sirve ser sincero una vez han creído tus mentiras, puesto que la verdad pierde entonces fuerza, pierde valor... Y por ello ahora, por mucho que él esté diciendo algo desde dentro, ella no nota diferencia que le constate que esas palabras tienen más peso que las anteriormente dichas. Sin embargo, no aparta la mirada, atreviéndose a hablar finalmente:
-No deberías, pero lo has hecho... ¿Cambia acaso las cosas el que lo sientas? -Se encoge de hombros- Yo tengo tanta culpa como tú, por no haberlo evitado -Suspira largamente- Ni si quiera has entendido que es lo que me asusta realmente, lo cual demuestra mi teoría de que no puedo gustarte, puesto que no me conoces... De haber sido así, habrías sabido la verdadera razón de mi miedo...
Su tono es el mismo de siempre, calmado, relajado, amable y educado... Pero no va acompañado de esa fuerza habitual, esa vitalidad que siempre acompaña su voz salvo en ese momento:
-...Y eso es lo que cambia todo, el que constates cosas que no pueden darse si no te has molestado ni en conocerme -Susurra, desviando la mirada- Soy entonces yo la idiota, por haber creído que realmente dos encuentros fortuitos servirían para romper moldes... Tanta soledad hace perder a veces el sentido común de una... -En el fondo, no siente lo que dice, pero le sale, no sabe por qué, como si fuese un mecanismo de autodefensa- Así que estás libre de culpa, no tienes que pedir perdón...
Esa es toda su despedida cuando, viéndole encaminarse por el pasillo, se da la vuelta, cerrando la puerta y apoyándose en el marco unos segundos, respirando hondo. Al momento, la abre de golpe, como arrepintiéndose de todas y cada una de sus palabras, pero es tarde: la figura de Azariel se ha perdido escaleras abajo... Y es entonces, cuando él ya no puede escucharla, que dice finalmente algo que realmente siente más allá de la defensa emocional:
-Lo que me asusta es precisamente que a mí también me ha gustado...
La puerta vuelve a cerrarse, y ella se deja caer en la cama, aovillándose. Su mente no quiere dejarla dormir, pero su cuerpo, cansado por el anterior combate, vence la batalla y corona a Morfeo ganador cuando, finalmente, Jamileh cierra los ojos.
De nada sirve ser sincero una vez han creído tus mentiras, puesto que la verdad pierde entonces fuerza, pierde valor... Y por ello ahora, por mucho que él esté diciendo algo desde dentro, ella no nota diferencia que le constate que esas palabras tienen más peso que las anteriormente dichas. Sin embargo, no aparta la mirada, atreviéndose a hablar finalmente:
-No deberías, pero lo has hecho... ¿Cambia acaso las cosas el que lo sientas? -Se encoge de hombros- Yo tengo tanta culpa como tú, por no haberlo evitado -Suspira largamente- Ni si quiera has entendido que es lo que me asusta realmente, lo cual demuestra mi teoría de que no puedo gustarte, puesto que no me conoces... De haber sido así, habrías sabido la verdadera razón de mi miedo...
Su tono es el mismo de siempre, calmado, relajado, amable y educado... Pero no va acompañado de esa fuerza habitual, esa vitalidad que siempre acompaña su voz salvo en ese momento:
-...Y eso es lo que cambia todo, el que constates cosas que no pueden darse si no te has molestado ni en conocerme -Susurra, desviando la mirada- Soy entonces yo la idiota, por haber creído que realmente dos encuentros fortuitos servirían para romper moldes... Tanta soledad hace perder a veces el sentido común de una... -En el fondo, no siente lo que dice, pero le sale, no sabe por qué, como si fuese un mecanismo de autodefensa- Así que estás libre de culpa, no tienes que pedir perdón...
Esa es toda su despedida cuando, viéndole encaminarse por el pasillo, se da la vuelta, cerrando la puerta y apoyándose en el marco unos segundos, respirando hondo. Al momento, la abre de golpe, como arrepintiéndose de todas y cada una de sus palabras, pero es tarde: la figura de Azariel se ha perdido escaleras abajo... Y es entonces, cuando él ya no puede escucharla, que dice finalmente algo que realmente siente más allá de la defensa emocional:
-Lo que me asusta es precisamente que a mí también me ha gustado...
La puerta vuelve a cerrarse, y ella se deja caer en la cama, aovillándose. Su mente no quiere dejarla dormir, pero su cuerpo, cansado por el anterior combate, vence la batalla y corona a Morfeo ganador cuando, finalmente, Jamileh cierra los ojos.
Jamileh- Celestial
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