El Mercado

**Master** Jue Ene 14, 2010 10:31 pm

A los lados de una de las más amplias calles de South Eusine, tiene lugar cada día desde que amanece hasta que se pone el sol una sucesión de puestos y tiendas artesanales donde encontrar cualquier artilugio o producto: dagas árabes y katanas japonesas, telas del lejano Oriente, porcelana china bien trabajada, perfumes de la india, delicias de Turquía, pinturas, figuritas y adornos curiosos; instrumentos musicales de cuerda, viento y percusión cuyas melodías evocan a los Mayas y Aztecas; abánicos pintados y hechos a mano... En resumen, todo un tour tiene lugar sin salir de la ciudad, con tan solo recorrer cada acera detenidamente.

No obstante, aunque sea todo un espectáculo para todos los sentidos, uno debe mantenerlos alerta si no quiere ser asaltado por los diversos carteristas o por los niños que, a cambio de unas monedas, mendigan entre canciones tradicionales, ni embaucado por alguna anciana que dice conocer los secretos de la vida escritos en las líneas de las manos...

Sin embargo, toda esta magia se desvanece al caer el sol, dejando la calle del mercado envuelta en una inquietante tranquilidad a la que solo los incautos acuden en busca de un silencio que quizá sea eterno.

**Jamileh** Jue Ene 28, 2010 12:15 am

El sol hace horas que se ha puesto y, por ello, la calle del Mercado ya no es tal, puesto que los puestos han desaparecido, dejándolo todo desierto, sumido en un silencio que nunca augura nada bueno.... Sin embargo, debido a su amplitud, es imposible no tener que pasar por ahí para llegar a muchos de los callejones del barrio sur.

Es el caso de Jamileh que, retrasándose más de lo que esperaba en la biblioteca de la zona norte, regresaba a su casa situada en la zona límite de South Eusine con las Afueras, por lo que debía atravesar prácticamente toda la calle para llegar. Sin embargo, se mantenía tranquila, puesto que, bajo el Kimono azul que hoy vestía, sus armas se mantenían ocultas, pero listas para ser desenfundadas con la rapidez que una experta en iaido es capaz de demostrar, si se daba el caso.

De momento no parece sin embargo que sea necesario, puesto que solo parece acompañarla el viento que azota los mechones sueltos de su cabello hoy recogido, junto con su inseparable soledad.... Sin embargo, la joven ángel se mantenía alerta a cada paso que daba: nunca se sabe donde puede acechar el peligro, y eso es algo que está aprendiendo muy bien.

La luz de la luna incrementa el peculiar brillo violáceo de sus grandes alas blancas, visibles perfectamente en la oscuridad para cualquiera capaz de verlas...

**Ryûnne** Jue Ene 28, 2010 12:59 am

Al fin, la noche, el elemento en el que trabaja mejor, el ambiente perfecto para rondar acechando a sus posibles víctimas con la misma agilidad que un felino. Pasa desapercibida en la oscuridad gracias a sus ropajes oscuros y a la vez cómodos, que le permiten buena movilidad para atacar. Lleva sus dagas colgadas en el cinturón, escondidas a la vista de los curiosos por su chaqueta. Aún así, hace mucho que no encuentra nada interesante. Humanos vulgares, repudiados o ángeles oscuros perdidos que apenas se ven venir el ataque y caen enseguida, algún demonio que no tiene más suerte que ella... Todo muy aburrido.

Esta noche tiene que ser la suya, tiene que encontrar a una buena presa, un reto interesante, algo que la saque de esa rutina en la que se está sumiendo y que tan poco le gusta. Quizá si dejara hablar a sus presas tendría pistas sobre dónde encontrar los cristales, pero le cuesta, es difícil no matarles una vez ha empezado. Entra en una especie de tránsito, en el que sólo puede pensar en hacerles sufrir, y que cuanta más sangre corra, mejor. Se recoge el pelo en una coleta alta, con un rápido movimiento, para que no le moleste en caso de encontrar a alguien.

Pasea por el mercado sin miedo, los que deberían asustarse son los demás de ella, y no ella de los demás. Lo más probable es que por allí sólo encuentre a humanos vagabundos o drogadictos y alguna de las aberraciones que no deberían existir.

Una sonrisa sádica y llena de malicia se expande por su rostro al escuchar, a lo lejos, el eco rítmico de unos pasos ligeros, por lo que deduce que, sea quién sea, debe ser poca cosa. Se dirige hacia el lugar de donde provienen los pasos, no muy lejos de allí, procurando llegar por la espalda de su nueva presa. Cuando aparece en su campo de visión, casi se le corta la respiración, y tiene que contener un grito de satisfacción al ver el aura en forma de alas blancas que acompañan al caminante.

Se quita la chaqueta y la tira al suelo, acelerando el paso, procurando no hacer ruido, moviéndose cómo un gato por esa calle desierta. Saca ambas dagas, sujetándolas con firmeza, y en cuanto llega a la altura del ángel, esperando a que no le dé tiempo para reaccionar la empuja con fuerza, para tirarla al suelo, y amenazarla con su daga derecha directamente al cuello, sin llegar a tocarla.

- Oh, vaya vaya, mira qué tenemos aquí. Un bonito angelito caído del cielo -susurra con la voz melosa y dulce hasta límites insospechados, cargando de ironía todas y cada una de las palabras.

**Jamileh** Jue Ene 28, 2010 1:15 am

Al principio no le parece oír nada extraño, únicamente el aullido del viento que arremolina papeles y demás deshechos del mercado a su paso, arrastrandolos lejos, muy lejos... Sin embargo, aun cuando su Kimono también se pega hacia atrás por la fuerza de una de las ráfagas, no tiene frío, la noche es cálida, relajante... Pero ella no se relaja, sigue alerta.

Y quizá por eso escuche los pasos sigilosos detrás, tensándose al instante. Desenfunda rápidamente su Wakizashi, pero, sin embargo, no ha oído el ruído tan pronto como para esquivar el empujón, por lo que cae al suelo. Lejos de intentar evitar ese hecho, pues sería una perdida de tiempo, ha golpeado con el filo de su arma la muñeca derecha de la Demonio, con fuerza, con la intención de apartar la daga que había cerca de su cuello, aunque sea unos centímetros.

Porque no cabe duda de lo que es, un ser infernal. Y no un "niño", sino un demonio probablemente adulto. Lo sucedido en el bosque le ha servido de lección y, por como la ha abordado, sabe que es hostil, no pacífica como Azariel. Su tono de voz, por meloso que sea, imprime un sarcasmo tan evidente que no hay lugar a dudas de cuales son sus intenciones. Ya no hay culpa ni cargo de conciencia, todo eso lo reprime, porque ahora solo hay cabida para la autodefensa.

Todos esos pensamientos han ido pasando por su cabeza en apenas medio segundo, en el cual ha aferrado la muñeca izquierda de la Demonio con una de sus manos, intentando presionarla hacia atrás para evitar que pueda atacarla con esa otra daga. Es realista, sabe que no podrá mantener ambas dagas lejos, por lo que sigue cubriéndose con su arma, sostenida con la otra mano, en un intento de estar preparada para esquivar, algo que sin duda alguna será difícil...

-Tu capacidad de observación es asombrosa... -Responde, con un tono tan calmado que cualquiera diría que está en apuros o que va con sarcasmo.

**Ryûnne** Jue Ene 28, 2010 1:47 am

Se fija en el brillo del arma que desenfunda el ángel, pero no le da tiempo a atacarla, Ryûnne es rápida por lo que cae al suelo, aunque no parece querer evitarlo, y eso la hace enfadar un poco. ¿Acaso se dejará matar fácilmente? Más le vale que no, o sufrirá tanto que deseará no haber nacido, o en su caso, haber sido creada. Aunque por suerte sus dudas acerca del poco instinto de supervivencia del ángel se disipan enseguida cuando recibe un golpe en la muñeca que le obliga a apartar la daga que mantenía sobre su cuello, amenazante.

Gruñe por lo bajo, distrayéndose un momento, e intenta clavarle la daga izquierda bien hondo en el cuello, que se ahogase con su propia sangre. Se ha olvidado por completo eso de intentar sacarle información, al menos por el momento. Pero la muy maldita le ha cogido la muñeca en ése segundo de distracción y lo único que puede hacer es hacer fuerza hacia arriba, para que se suelte.

Una idea pasa por su mente, fugaz, brillante, y muy, muy divertida. Puede ser un riesgo para sí misma, sin duda alguna, pero no puede perder la oportunidad de tener una buena lucha contra uno de esos seres que tanto odia. Hace un movimiento rápido con la mano izquierda para soltarse y da un salto hacia atrás, quedando lo suficiente lejos cómo para que la angelito pueda levantarse, pero lo suficiente cerca cómo para que si da un simple paso pueda clavarle la daga en el estómago.

- Uyuyuy, un ángel respondón. Vigila, o irás al Infierno, y no es un lugar agradable para los de tu calaña -replica ante su aparente calma, continuando con el tono meloso anterior, cargado de sarcasmo y un brillo sádico en sus ojos. La adrenalina corre por sus venas, cómo si le hiciera cosquillas, aumentando al máximo sus habilidades físicas. Espera a que el ángel se levante, para poder continuar peleando, pero de verdad. ¿Qué gracia tiene cortarle el cuello de buenas a primeras? Ninguna, ése no es su estilo.

FdR: Siento mucho el ser tan lenta. T_______T

**Jamileh** Jue Ene 28, 2010 2:05 am

Su táctica funciona, porque cuando la demonio se libra saltando hacia atrás, pero ella también, porque ya no tiene dagas apuntándole cerca. Bueno, mentira, si se levanta hacia delante, tendrá una en el estómago. Repasa mentalmente, a una velocidad considerable, sus opciones... No son muchas, puesto que la demonio es rápida y diestra, pero tiene alguna más aparte de quedarse ahí o adelantarse y que le atraviese el vientre.

Sus palabras imprimen el mismo desprecio en ese tono irónico y dulzón, igual que sus ojos, en los que el sadismo brilla cuando la mira. No le cabe duda de lo que quiere, y no va a pararse a pensar en si es comprensible o no. No, toda su atención se centra en la supervivencia, necesaria, obligatoria, básica. Es una discípula de Miguel, el lider de los ejércitos celestiales, y ya es hora de demostrarlo ahí abajo.

Por ello, lejos de levantarse hacia delante, enfunda a una velocidad que la vista no puede captar y apoya sus manos en el suelo, cogiendo impulso con todo su cuerpo y... Dando una voltereta en la que eleva las piernas hacia atrás, saltando en esa dirección y quedando de pie, con el arma sorprendentemente desenfundada de nuevo y algo más lejos de su atacante, de forma que esta no pueda rajarla en dos sin acercarse antes y darle tiempo a reaccionar.

Cola una de sus manos bajo la barbilla, estirada, mirando a su oponente:

-Tienes razón, será mejor que me acoja a mis 7 superiores para que me protejan... -Y parece que realmente vaya a hacerlo, dado el gesto de su mano pero, tan pronto como ha dicho la frase, ha estirado la palma y un Rayo Celestial que mana de la misma se dirige hacia su agresora...

Don't worry, a mí también me pasa ^^

**Ryûnne** Jue Ene 28, 2010 1:51 pm

Espera pacientemente a que el ángel se decida a levantarse, mientras por su mente pasan cientos, miles de maneras de torturar lentamente a su nueva presa, cada una más cruel que la otra. Además, aunque parece un angelito fuerte, ve que tiene posibilidades de ganar, o al menos, eso cree. El viento sopla en su dirección, haciendo que su coleta se mueva suavemente, y agradece el haberse recogido el pelo, de lo contrario ahora su visibilidad se vería enturbiada por mechones rojos cómo el fuego.

Finalmente el pollito blancucho hace lo que se esperaba, puesto que era muy poco probable que se levantara en su dirección y darle la oportunidad de hacerle daño con la daga. Pero suelta un leve bufido al ver lo rápida que es con su arma, es algo en su contra, pero no por eso va a permitir que tome ventaja.

Cuando habla, sus ojos se desvían directamente hacia su mano, en ese gesto sospechoso que conocía bastante bien, pues los ángeles solían usar siempre ese truco. Y es gracias a su conocimiento de otros combates con celestiales que puede invocar el Velo Sombrío a tiempo, creando a su alrededor un fino escudo, utilizando su energía negativa, para protegerla de los ataques mágicos de su oponente.

Justo cuando el rayo de luz blanca parece estar a punto de darle, se aparta en el último momento, e impacta contra su escudo, que hace que se desvíe e impacte a pocos metros hacia su derecha. Si no lo llega a invocar, ahora mismo se hubiera quedado con el brazo derecho casi inutilizado, pero ha sido rápida.

- Sí, es verdad, que tus arcángeles son tan buenos -replica entornando los ojos, dando por entendido que sus superiores no eran ni mucho menos, mejores que los de ella. Enseguida se guarda la daga derecha en el cinturón, manteniendo la izquierda bien agarrada, para invocar una esfera vaporosa, de un acusado color negro, por lo que en lo oscuro de la noche apenas se puede distinguir, y la lanza hacia su contrincante, a la vez que avanza un par de pasos hacia su posición.

**Jamileh** Jue Ene 28, 2010 10:48 pm

Como esperaba, la Demonio ha centrado su atención en su mano, y sus esfuerzos en conjurar un escudo que, si bien hará que el rayo no tenga efecto alguno, gastará un poco sus energías. Pero no es eso lo que le interesaba, sino el hecho de que se distrajese, pues le ha dado tiempo a correr hacia ella, saltando en el acto mientras empuñaba su arma...

De este modo, cuando convoca la esfera, ella está lo suficientemente cerca como para verla y esquivar. Y, además, el escudo repele ataques mágicos... Pero no físicos. Y eso es lo que más le importa cuando, elevando el arma, cae sobre ella haciendo descender el filo hacia el brazo izquierdo de su agresora: Cuanto antes le imposibilite el uso de una de sus dos dagas, mejor para ella.

-De no serlo, yo no sería tan buena... -"Porque soy alumna del mejor en esto" Añade mentalmente, para darse autoconfianza, que nunca viene mal- Lástima que tú no te parezcas a tus Siete... -No es idiota, sabe que sólo con un golpe de arma no bastará, que su contrincante es fuerte, muy, muy fuerte, y que parece tener una experiencia a tener en cuenta, admirable objetivamente hablando...

...Por tanto, no ha perdido el tiempo y, a la vez que su Wakizashi descendía sobre el brazo de la Demonio, una de sus piernas se ha elevado dirigiéndose a hacia su rótula, por si la suerte está de su lado y, o logra desarmarla, o logra hacerla caer, una de dos... Es consciente de que ante una oponente tan diestra, lograr ambas cosas de una vez es imposible, pero todo a su tiempo.

FDR: Lo siento, de verdad, no vi el post ;___;

**Ryûnne** Jue Ene 28, 2010 11:07 pm

No pasa ná. (:

“Mierda” piensa en el acto, cuando el ángel se acerca demasiado para su gusto, aprovechando a que conjuraba el escudo y perdía unos instantes la atención. Es rápida, demasiado, pero al menos le añade un poco de emoción a la pelea. Sí, eso es, no tiene que verlo de un modo negativo. ¿No buscaba diversión? Ahora tiene una oportunidad de oro para pasárselo en grande.

Le molesta que pueda esquivar su esfera debilitante, pero aún queda tiempo para poder corromper su cuerpecito con el veneno de su energía negativa. En cuanto ve que su contrincante está casi encima suyo, deshace rápidamente el escudo para no gastar energías a lo tonto, necesita estar al cien por cien para seguir con la lucha el máximo tiempo posible.

Intuye cuál debe ser el objetivo al ver descender el arma hacia su brazo izquierdo, por lo que interpone la daga entre su espada-con-nombre-raro y su cuerpo, sujetándola con firmeza para no perderla. Imprimiendo una fuerza aún más grande en la daga, intenta echar a su oponente hacia adelante y alejarla un poco, pero eso hace que el golpe que le da en la pierna haga que pierda el equilibrio y caiga hacia atrás, momento en el que aprovecha para sacar su otra daga. Intenta sobreponerse lo más rápido que puede, quedando medio agachada, esperando a que la otra ataque. Sí, es muy, muy generosa, porque a la que el ángel ataque, ella se lo devolverá multiplicado por diez.

- Oh, muchas gracias, no pretendo parecerme a nadie, y menos a esos -contesta, con cierto tono de desprecio. Suerte que están ellas dos solas, porque si alguien de su raza la escuchase, podría meterse en un lío.

**Jamileh** Vie Ene 29, 2010 12:39 am

Ryûnne cae, sí, pero antes ha imprimido una gran fuerza en evitar que desvíe su daga y, por tanto, Jamileh se ha tambaleado hacia delante en la caída de su oponente. No cree que el hecho de que simplemente haya caído al suelo le haga dessitir, es fiera, se ve en su mirada, y además, está bien preparada, otro no habría tenido reflejos suficientes para sacar un arma al estar cayendo. Sin lugar a dudas, es el tipo de objetivo que Miguel habría escogido para ella...

-Veo que te tienes a ti misma en muy alta estima... -Comenta, enfundando el arma-de-nombre-impronunciable con vertiginosa habilidad y, acto seguido, desenfundando su otra arma, que si bien va a juego con la anterior, es más adecuada para el escenario en el que se encuentran: su Katana. Siglos de iaido permiten que pueda enfundar y desenfundar de forma ágil y veloz, pero eso no es ahora una ventaja, no teniendo en cuenta la posición de su oponente...

Sabe que, teniendo ella dos dagas, es más que complicada su situación... Por ello hace lo único que se le ocurre y que puede darle una mínima oportunidad:

Sin pensarselo dos veces, corre hacia su contrincante, empuñando su Katana, alzada, para dejarla descender sobre ella... En el último momento, no obstante, Jamileh desvía su cuerpo hacia la derecha y estira el arma hacia la izquierda, con el fin de placar el ataque de esa daga.

Sabe lo que comenzará ahora: un baile de metales entrechocándose en el cual será imposible que no reciba ninguna herida... Pero sabe que la Demonio tampoco quedará impune.

**Ryûnne** Vie Ene 29, 2010 1:36 am

- ¿Es que alguien lo va a hacer por mí? Permite que lo dude. Siempre es mejor creerse más, y no menos -responde, con un alto nivel de orgullo y autosuficiencia. Sabe que es buena, sabe que es letal, y no le da vergüenza reconocerlo. No le va el ser modesta, a ella ni a nadie de su raza que se precie cómo tal.

Observa el cambio de armas sin inmutarse, no es problema para ella que su nueva arma sea más larga que sus dagas, porque tiene control absoluto con ambas manos, cosa que parece que la otra no, si no quiere tenerlas las dos en mano. Espera paciente el ataque, con los músculos tensos, lista para atacar en el momento preciso, para no ir malgastando energías. Puede ser ipulsiva, tener un carácter que apenas la deja pensar, pero aún no ha llegado hasta tal punto, aunque no falta mucho. En cuanto empiece la lucha seria, le dará igual los estímulos de dolor o cansancio que su cuerpo le transmita, porque hasta que no consiga a su presa o sea derrotada, no parará.

Una sonrisa decora su rostro por menos de un segundo cuando el ángel se mueve, dispuesta a empezar la pelea a muerte. En cuanto la katana está directamente encima de ella, alza sus dagas para rechazar el golpe, mas su oponente decide bloquear la daga de la izquierda, así que aprovecha para levantarse de un salto apartando el arma e ir directa a herir el brazo derecho de su enemiga con la daga también derecha. A la vez hace fuerza con la izquierda hacia arriba, para que retire el katana cuando necesite defenderse.

**Jamileh** Vie Ene 29, 2010 2:41 am

-Sobreestimarse es malo, sobretodo cuando uno se cree por encima de quien no debe -No se le ha pasado desapercibido el tono de desprecio al negar su parecido con los 7, especialmente su "menos a esos". Y si algo sabe es que un exceso de confianza como ese puede ser malo.

Sigue empujando con la Katana la daga izquierda, deseando con todas sus fuerzas que la diferencia de peso de un arma con la otra haga que al final la de su contrincante ceda y caiga. Sin embargo, es difícil hacer más de una cosa a la vez y, aunque intenta apartarse para no recibir la herida en el brazo, es imposible hacerlo a tiempo del todo, y un tajo profundo de la daga alcanza su hombro.

Apretando los dientes para ignorar el dolor, pues en sus entrenamientos ha tenido que luchar con heridas peores, incluso quemaduras, Jamileh salta hacia atrás alejándose unos pasos de su contrincante. Aprovecha entonces para desenfundar de nuevo su Wakizashi. Está claro que ante una adversaria así, una sola arma de momento es poca cosa...

Comienza a girar con velocidad ambas espadas conforme se acerca, dispuesta a crear un juego de rápidez y confusión que impida a la demonio averiguar que filo de que arma se está dirigiendo a una zona u otra, con el fin de lograr herirla minimamente y tener tiempo para pensar algo más.

**Ryûnne** Vie Ene 29, 2010 3:01 am

Ni siquiera se preocupa de contestar ya a esa conversación sin sentido que estaban entablando, pues su mente está totalmente centrada en la batalla, haciendo y deshaciendo movimientos, golpes y ataques que puede realizar, intentando anticipar posibles jugadas de la otra... No, no está por la labor de seguir hablando con ella.

Pero por más que haga fuerza con su katana, es poco probable que consiga hacer algo, pues su brazalete, aún sin estar usándolo en su máximo potencial, la ayuda a mantener esa presión casi sin dificultad. Aún así debe procurar el no abusar de eso, porque la dejará débil en cuanto use todo su poder, y por ahora no lo necesita demasiado. Sirve en caso de tener que dar un último golpe contundente, así que se alegra cuando la aparta, mezclándolo con una carcajada entre dientes al herirla.

Se incorpora del todo cuando el ángel se vuelve a apartar, haciendo girar las dagas con rápidos y precisos movimientos de dedos, indicándole que sigue la mar de bien, esperándola. Para su sorpresa, saca otra vez el arma más pequeña, supone que para igualar fuerzas. Bien, bien, esto cada vez mejora por momentos.

Aún así la maldice por lo bajo dada su rapidez con el manejo de ambas espadas, sin conseguir del todo seguir el movimiento de ambas, demasiado confuso. Desliza un pie hacia atrás, flexionando ambas piernas y colocando las dagas frente a ella, con pose claramente defensiva. Aún así, por mucho que se defiende, haciendo entrechocar los metales unos con otros en ágiles movimientos, es inevitable que termine con algunas heridas en brazos, torso y una en la mejilla izquierda, eso sí, todas superficiales, ninguna demasiado grave como para quejarse.

Pero la cansa eso de no poder tomar ventaja sobre ella, por lo que en un momento dado aparta la katana y el “wakadgkjlsd” para poder dar un paso atrás y librarse del baile de metal.

**Jamileh** Vie Ene 29, 2010 3:59 am

La adrenalina comienza a fluír por su organismo en esa danza de cuerpos que se mueven con agilidad al son de la música de filos que entrechocan una y otra vez. Ya no hay cabida para las conversaciones, para las palabras, para el intento de razonar... No, solo para seguir esa coreografía teñida de un único color, el rojo que ambas sembrarán por todo el escenario.

Ryûnne es ágil, mucho, pues rápidamente se protege con sus dagas, demostrando que lo suyo no es solo fuerza bruta. No obstante, recibe más de un corte, al igual que la propia Jamileh, cuyos brazos comienzan a asemejarse a los de aquella moda que surgió en el 2000... Cómo se llamaba... ¡Ah, sí, los Emo! Very Happy

La diferencia es que sus heridas, mayoritariamente superficiales, son marcas de guerra, claro está. También su cuello y sus hombros acaban con varios hilos rojos, que comienzan a manchar de ese color su Kimono, cuyas mangas ya tienen más de un desgarrón.

Nada de esto parece importarle, no ahora que todos sus sentidos se han agudizado, que toda ella está alerta, acelerada, pese a su calma interior que le permite no dejarse llevar por la excitación de la lucha y calcular a la velocidad de la luz cada movimiento. La demonio se separa hacia atrás, y Jamileh hace lo mismo, conocedora de que sus espadas, tanto la Katana como el “wakadgkjlsd”, tienen mayor alcance a distancia que las dagas... Y por eso las estira hacia el frente, como si fuese a lanzarse de nuevo a por ella...

Sin embargo, lo que hace es canalizar la energía en sus puños, trazando con ambas armas un círculo frente a su objetivo: Vellum Sanctum, la venda de los ángeles... Si acierta, la visión de su enemiga se verá reducida durante unos segundos en los que atacará. Si no, al menos la posoción en la que quedan sus dos armas será la necesaria para bloquear el contraataque venidro e inciar de nuevo otro baile de metales cruzados.

**Ryûnne** Vie Ene 29, 2010 3:47 pm

Me has matado con lo de los Emos xDDDDDDDDD

Aprovecha los instantes en los que se han separado para limpiarse la sangre de la herida que tiene en su mejilla con el dorso de la mano. Pese a los múltiples cortes, no parece más débil o con menos ganas de luchar, al contrario. Apenas si siente el dolor y con cada herida, sus ganas de acabar con el ángel aumentan.

Calcula que desde esa distancia, Jamileh tiene cierta ventaja, tanto por tener armas más largas cómo por la rapidez de sus movimientos. Aún así, ya no piensa dejar que ella empiece a atacar o dejarle más ventaja, ahora ya está dispuesta a ser implacable. Y cuando se fija en que pone las armas enfrente, cómo si fuera a atacar, por lo que no duda en alzar también las suyas para no dejarle tregua y se lanza al ataque.

Y es aquí cuando ve que ha cometido un error, pues su pose no es de ataque, sino que parece estar usando su magia por la forma en la que la apunta. Masculla una retahíla de maldiciones por lo bajo a la vez que se detiene, a menos de un metro de ella, para poder invocar el escudo a su alrededor y protegerse. Pero es demasiado tarde, ya que antes de que haya podido levantar la protección, su visión se ve nublada, todo se ha vuelto más oscuro y apenas puede reconocer el perfil de su contrincante.

Da un paso atrás, sintiéndose terriblemente vulnerable, una sensación horrible, pues no está acostumbrada a ella. Ahora tiene que guiarse por el oído, cosa que ayudará a poder defenderse, pero recibirá cortes y heridas por doquier, de eso está segura. Por suerte, al menos tiene su colgante para cuando termine la ceguera parcial.

**Jamileh** Vie Ene 29, 2010 4:51 pm

xDDD Me salió del alma

Los cortes que ha recibido son demasiados, puede que más aún que los que su enemiga tiene, dado que ella no es de atacar a herir si no hace falta, cosa que la otra es obvio que sí hace. Su rostro, recién sanado tras su último combate, se ve surcado por un corte que va del pómulo a casi el final de la mejilla, pero por suerte, aunque profundo, no cree que tarde demasiado en sanar después de aplicar la magia curativa. Sus brazos, si fuesen vistos por un loquero, serían su pase al manicomio, y su torso tampoco se ha librado ya. No obstante, no tiene tiempo de curarse ahora...

Tal y como deseaba, su oponente muerde el anzuelo, creyendo que va a atacarla, y no le da tiempo a esquivar su velo de la ceguera. Es consciente de que solo dispone de un corto espacio de tiempo para dar fin a ese combate sin mancharse las manos con una vida pero asegurándose de que ella no quede en condiciones de seguirla.

La excitación aumenta sus reflejos, sus capacidades, la velocidad de sus pensamientos, y por ello, no tarda demasiado en rasgar el aire con su Wakizashi hacia la derecha, de forma que el ruído le haga creer que va atacarle por ese lado. Y en el último momento, finta con la Katana hacia la izquierda, dirigéndola hacia su costado y girándola después a gran rapidez, para intentar que las dagas se entrechoquen y Ryûne tenga menos posibilidades de herirla.

Mientras ataca con la Katana a ambos brazos, sabedora de que se llevarán ambas más heridas aún, y no solo la Demonio, su otra mano ha enfundado la otra espada, y está canalizando en la palma la energía de forma silenciosa. Solo el ruído del metal de su arma es la que anticipa sus movimientos de esquive y ataque, buscando herir en zonas no mortales pero que sí puedan incapacitar a su combatiente.

Su anillo brilla en la mano canalizadora, dandole una potencia mayor al Rayo Celestial, la suficiente como para atravesar escudos y bloqueos... Y el ataque se dirige a un punto claro: los pies de la pelirroja, con el fin de hacerla caer al suelo para poder dar fin a esa lucha.

**Ryûnne** Vie Ene 29, 2010 6:10 pm

Vuelve a adoptar su pose defensiva, intentando agudizar el oído el máximo posible, para que no la pillen desprevenida los golpes. Incluso habiéndole dado el ataque mágico, no duda en volver a proteger su cuerpo con el Velo Sombrío, para prevenir ataques mágicos y poder centrarse en los físicos, arriesgándose a quedarse sin fuerzas. Pero el no poder ver nada la molesta, mucho, no le gusta sentirse débil y desprotegida ante su contrincante, y menos si es una estúpida ángel que la ha atacado a traición, cómo suelen hacer los demonios. Oh, no, no dejará que ese pollito viva, no mientras ella misma también lo esté.

Puede captar el aire cortado viniendo de la derecha, por lo que, con las armas alzadas, espera a que esté suficiente cerca para poder parar el golpe y así atacar ella, ya que no está en condiciones de empezar, sino de devolver. Por eso cuando está cerca consigue detener el arma más corta, dándose cuenta de que la katana no atacaba por ese lado, sino por el otro. Aparta el Wakizashi con fuerza para utilizar ambas dagas, contener un poco el Katana con la izquierda e ir a por su brazo con la derecha, intuyendo dónde puede estar. Ni siquiera se da cuenta de que el otro arma no ataca, está demasiado ofuscada intentando herir de todos modos posibles el cuerpo de Jamileh, con movimientos rápidos y bastante precisos, fallando algunas veces. Nota cómo las heridas van en aumento, dejando el brazo derecho bastante hecho polvo y con más heridas en los costados, todas bastante más profundas que las anteriores. Pero eso sigue sin detenerla, no pretende dejar que el dolor le impida conseguir su objetivo, y tampoco la sangre que mancha su ropa, el suelo y ambas espadas.

Sus errores se suceden a medida que su odio la ciega aún más que el velo que le impide ver, por lo que es inevitable que no pueda esquivar el Rayo Celestial que le lanza a los pies, que traviesa su escudo deshaciéndolo y empujándola hasta caer al suelo. No, no, ¡no! No puede permitir que la gane, no puede. Aprovecha que está en el suelo para dejar caer las armas, canalizando con una rapidez impresionante casi toda la energía que le queda en ambas manos, creando dos discos de color negros, uno en cada palma. Empieza a recuperar la visión, por lo que los lanza directamente al cuerpo del ángel, buscando cortarle todo lo que encuentre en el paso, con más precisión que antes.

Pero eso, sumado al Rayo Celestial que le ha lanzado Jamileh, la dejan débil, cansada y demasiado herida, sin apenas energía, por lo que lo más probable es que aproveche para terminar con su vida. Qué bien, asesinada por un angelito, que al principio parecía tan fácil de ganar. Prefiere morir a quedar con vida, eso sí, pues le supondría tal bofetada en su orgullo que no podría soportarlo.

**Jamileh** Vie Ene 29, 2010 6:36 pm

Los golpes de metal se suceden una y otra vez, es harto difícil esquivar con su Katana las dos dagas, teniendo en cuenta que, aún cegada, Ryûnne ataca a matar. Su vientre recibe algunos tajos más profundos que los anteriormente sufridos, y el Kimono cada vez tiene más jirones de tela rotos y destrozados. Sabe que la Demonio también está recibiendo muchas heridas, pero el dolor no parece detenerla, como si fuese incansable, imparable, ocurriese lo que ocurriese.

Jamileh ahoga un grito cuando una de las dagas se clava de forma demasiado profunda en su brazo, viéndose obligada a echarse hacia atrás y enfundar la espada. Por fortuna, ha sido justo cuando su oponente ha caído al suelo, y cree tener tiempo para poder sanar la herida de ese brazo, canalizando energía con la que aplicar una unción que al menos detenga el sangrado, pues sabe que es un tajo que no sanará entero de una sola vez.

Ese es un error, puesto que la distracción le impide preveer el último ataque de su adversaria. Intenta saltar para esquivar los discos, pero solo consigue que, en vez de partirla en dos por el torso, uno de ellos hiera su pierna derecha con gravedad y el otro su costado izquierdo, con heridas demasiado peligrosas, haciéndola caer al suelo, malherida y débil. Por suerte para ella, su enemiga se desploma tras lanzar ese golpe mágico, pues, obcecada en su furia, ha perdido más energías al atacar y atacar.

La joven Ángel se concentra en su colgante, tomando una pequeña parte de la reserva energética guardada en este y canaliza dicha energía en ambas manos. La plama de una de ellas apunta a la herida del muslo para sanarla levemente, lo justo para que le permita andar, pues piensa que su costado y el resto de cortes pueden esperar. Curiosamente, la otra mano la estira dirigida hacia la Demonio, sanando sus heridas mortales que, si bien no cierran, la dejan fuera de peligro y podrá sobrevivir, ignorante de lo mucho que ese estúpido acto de generosidad puede costarle.

-A esto me refiero con que sobreestimarse es malo -Le dice con total calma- Si valieses más que tus 7, que me habrían matado en un pestañeo, no te habrías dejado llevar por el instinto... -No lo dice con soberbia, sino con una extraña humildad, con voz piadosa y compasiva... Y es que ella, en su entrenamiento, sigue la senda de la armonización, del equilibrio energético, cosa que le ayuda a mantener la mente calmada y no dejarse llevar tanto en los combates, ni crecerse ante las victorias, sino mantener la misma armonía antes y después.

Se levanta, aprovechando la otra parte de la reserva del colgante, con un único objetivo: Largarse definitivamente de ahí, aprovechando que su adversaria ha quedado derrotada en el suelo al borde de la inconsciencia. Sus pasos son tambaleantes y tiene que apoyarse en las paredes, que va manchando de sangre, debido a lo débil que ha quedado. No obstante, es lo suficientemente rápida para escabullirse por uno de los callejones y desaparecer antes de que Ryûnne se levante, dejando tras de si un rastro rojo y, finalmente, silencio.

**Ryûnne** Vie Ene 29, 2010 7:29 pm

Cada vez consigue ver con más claridad, haciendo que, incluso sin energías, su mente vuelva a trabajar a toda máquina para seguir atacando hasta su último aliento. Después de lanzar sus NecroEspiarles queda al borde de la inconsciencia, pero un escalofrío de satisfacción la invade por dentro al ver y escuchar cómo estos cortan la carne del ángel sin piedad alguna, dejándola en el mismo estado que Ryûnne.

Se incorpora un poco para quedar más o menos sentada, empezando a absorber el calor del lugar para recuperar energías, y a la vez utilizando su colgante que, sin que Jamileh se entere, le roba parte de la energía para ayudar a curarse las heridas superficiales. Sin embargo, incluso usando la Endotermia necesitará un buen rato para recuperarse lo suficiente y poder irse. Tiene la mirada fija en el suelo, lleno de su propia sangre, hasta que nota algo extraño en su cuerpo, que acelera la recuperación de sus heridas más peligrosas, las que podrían costarle la vida. Enseguida clava sus ojos, fríos cómo el mismo hielo en su enemiga, que la está ayudando.

- ¿¡Qué te crees que haces!? ¡No me ensucies con tu asquerosa magia buena! -ruge, cogiendo una de sus dagas, amenazante. No, no va a permitir que la cure, porque eso es tenerle lástima, y por nada del mundo quiere dar lástima a un ángel. Los movimientos bruscos hacen que se le escape un gemido de dolor, cubriéndose la herida que tiene en el costado con la mano libre.

- ¡¡Cállate, cállate!! -le grita, con un intento fallido de levantarse. Cómo se esperaba, ahora que ya no está ocupada luchando nota con toda claridad todas y cada una de los cortes y heridas de su cuerpo. ¿Por qué tiene que hablarle en ese tono, cómo si la comprendiese? Es más, ¿por qué no la mata ahora que tiene oportunidad?

Sin concentración no puede utilizar la Endotermia como es debido, por lo que la recuperación de sus energias es más lenta que la de Jamileh, que se levanta. Se va, se va y no puede evitarlo, no puede retenerla, maldita sea.

- ¡¡No te vayas!! ¡Te mataré! Maldita sea... ¡¡TE MATARÉ!! -jura cuando ya no puede ver al ángel. Un par de lágrimas de rabia resbalan por sus mejillas, y acto seguido da un puñetazo al suelo, para descargar parte de su furia. Morirá, tiene que morir, oh, sí. No parará hasta dar con ella y terminar con su miserable vida de perdona-vidas, hasta ver el terror en sus ojos y escuchar sus súplicas para que termine con su sufrimiento de una vez.

Se queda quieta, captando toda la calidez que puede del ambiente para recuperar sus fuerzas lentamente. Pasado un rato tiene la energía suficiente para levantarse, aunque se tambalea de forma peligrosa y necesita apoyarse en todo lo que encuentra. Se dirige hacia su casa, dejando atrás un charco de sangre y un juramento que cumplirá, sea como sea.

**Galadriel** Dom Ene 31, 2010 7:31 pm

Como cada dia, empezó su ronda, recorriendo todos y cada uno de los páramos de lugar.
Una gran capa negra la cubria paor completo, lo único que se lograba ver, eran unas botas de cuero negro, planas, sin ningun tipo de adorno. Su larga melena gris. caía sobre sus hombros, ondeada por una leve brisa de viento.
Escucho un par de voces, y se dejó guiar hasta ellas... cuando llegó vio como una de los suyos estaba habaldo con un infernal...estaban hablando...solos...sin nadie alrededor.. parecía sospechoso...
Alzo la voz para que ambos lograran escucharla. Chicas, pasa algo? os puedo ayudar? los miró fijamente esperando no interrumpir algo, que no debiera suceder...

**Dayree** Miér Feb 03, 2010 6:34 pm

Apenas un par de horas después del encuentro en las alcantarillas, ha llegado al punto acordado, Su figura permanece oculta en las sombras, imposible saberse aún su vestuario, si es que este ha variado en lo más mínimo. Únicamente se intuye la siempre elegida gabardina y la posición de las manos, dispuestas para el desenfunde de las armas con las que eliminar cualquier percance que pueda surgir en aquel lugar...

Y es que no es de extrañar, ya que por todos es sábido que la calle del Mercado es un lugar peligroso por las noches, y más en aquellas en las que la luna es nueva y la iluminación depende de los farolillos desgastados y la mitad fundidos. Pero nada de eso parece preocuparle a Dayree, cuando mira la hora, sin impacientarse, limitándose a esperar...

**Geasser** Miér Feb 03, 2010 10:03 pm

Podría pasar por una persona normal y corriente. Geasser caminaba por el medio de la calle, fundiéndose con el resto de la gente, sin más, sobra entre multitud, uno más de la masa. La mejor forma de pasar desapercibido no siempre implicaba esconderse en rincones oscuros o sombras... Sus dos katanas bien enfundadas a la espalda, ocultas por la gabardina reposaban invisibles, dejándole libres las manos, metidas en los bosillos, y el rostro medio cubierto por el cuello alto de la gabardina negra.

No tardó demasiado en reconcer a Dayree, entre otras cosas porque una vez vista su peculiar aura, distinguirla entre mortales era demasaido sencillo.

Se aproximó a ella a paso seguro, y se detuvo a cierta distancia, él ilumniado por la luz de un farlillo medio gastado, y ella en la oscuridad.

- ¿Te he hecho esperar?

**Dayree** Jue Feb 04, 2010 3:28 am

La sombra en las sombras, valga la redundancia, esboza una sonrisa difícil de percibir dada la oscuridad, cuando ve acercarse a la conocida figura, cuyas alas son reconocibles desde lejos, hacia el lugar acordado. Da igual que lleve el rostro medio cubierto, da igual que la gabardina le convierta a él en otra sombra más de las que moran en la noche, ese aura de plumas de ébano es visible para aquel que puede, y es eso lo primero que ella atisba de él.

Y después, toda su figura, la cual, aunque pasa desapercibida entre tanto ego paseando, da la impresión de ser alguien con quien mejor no meterse. Claro que a ella le sucede lo mismo...

Le observa cuando se detiene, aprovechando la ventaja de que él esté iluminado para poder darle un repaso tanto visual como mental, antes de negar con la cabeza y adelantarse unos pasos hacia el mismo, saliendo por fin a la ténebre luz del farolillo:

-No demasiado -Responde, con las manos metidas en los bolsillos- ¿Vamos?

Y sin esperar respuesta, echa a andar hacia uno de los callejones, directa al lugar que ha elegido para cenar.

**Geasser** Jue Feb 04, 2010 11:00 am

La chica se puso a andar por un callejón sin esperar respuesta, por lo que no se la di. Sencillamente me limito a seguirla. Aaunque aparente la tranquilidad inherente a quien simplemente ha quedado co una amiga o conocida para cenar mientras lo hago, realmente no soy tan tonto. No he descartado en ningún momento la posibilidad de que Dayree le traicione, o de que me lleve a una trampa, o que quizá el peligro no venga de la propia Dayree, cosa también bastante probable. La razón por la que normalmente voy a restaurantes de la zona norte es porque saben ser discretos si tú sabes dejar las propinas adecuadas.

- ¿Sueles venir mucho por aquí? - le pregunto, aunque por mi tono de voz monocorde cualquiera diría que lo hago por decir algo, ya que realmente no me interesa.

Tampoco descarto que así sea, mi mente cuando quiere tiene unas preferencias que no entiendo n i yo.

**Dayree** Jue Feb 04, 2010 3:40 pm

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