El Bosque Sombrío

**Adam Kadmon** Jue Ene 14, 2010 2:21 pm

Un bosque antiguo, exhuberante, oscuro y claro, peligroso. No solo porque en él se escondan extrañas criaturas, o porque es el lugar perfecto para una emboscada, sino porque la vegetación es tan tan densa que lo natural en este tipo de lugares es perderse. Orientarse es difícil, pues debido a la tupida cúpula arborea que forman las copas de los árboles casi no se ve el cielo. Además el bosque crece al pie y sobre las laderas de las montañas que forman un escarpado valle, por lo que caminar através de él es my difícil porque practicamente no hay senderos accesibles. Dicen que aquí se esconde un templo donde los antiguos monjes se retiraban para meditar, pero muy poca gente consigue encontrarlo..

**Jamileh** Mar Ene 26, 2010 7:50 pm

Si en algo demuestra Jamileh su falta de sentido común, es en adentrarse sola en lugares como ese. Pero es que la magia que emana cada árbol, el verde que rodea todo lo que sus ojos ven, y la curiosidad sobre si sería capaz de encontrar lugares ocultos como las legendarias ruinas, la enorme cascada, o sencillamente cualquier sitio que hasta ahora no haya descubierto, hace que sea asidua a sus paseos en solitario por el bosque.

Va con los pies descalzos, el cabello suelto ondeando por el viento que murmulla entre los árboles, y un Kimono blanco algo más holgado que su favorito, pero igualmente cómodo. Sus ojos curiosean cada rincón, como si esperase encontrar un sendero oculto o una entrada hasta entonces desconocida, y sus oídos atienden a cualquier sonido, desde el piar de un pájaro hasta el crujir de una rama...

Lo que no se espera oír son pasos... Se detiene en seco. ¿Pasos? Alguien más está ahí, y no tiene pinta de ser un animal, lo presiente. La joven ángel mira a todos lados, alerta, llevándose una mano bajo los pliegues del Kimono, concretamente al mango de su oculta Katana.

**Master** Mar Ene 26, 2010 8:00 pm

Una diminuta figura va dando saltitos por el bosque, chasqueando la lengua y agitado la cola tras de si, alargada y terminada en dos pequeños pinchos a modo de bifurcación. La criatura sacó la lengua, bífida, olfateando con ella el aire como si de un reptil se tratase pero ahí terminaban sus similitudes con las serpientes. Era humanoide, de escasa altura, apenas cinco cabezas, con poco cuello, cabeza excesivamente grande con un par de pequeños cuernos entre el pelo negro y greñudo, y unas uñas bastante afiladas de color amarillento desagradable. Toda su piel era de un curioso color rojo grisáceo.

-Y dicen que Bill es un estúpido. ¡Ellos son los estupidos! Bill es listo. Muy listo. Más que ellos. Le llaman inútil y no lo es. No, no, no, nononono -mascullaba el pequeño demonio pues no era necesario ver el aura de sus alas membranosas para reconocerlo como uno de los habitantes del Inframundo. Bill se tironeo del pelo, aún murmurando nerviosamente por lo bajo, irritado y molesto, nervioso.

Entonces se detuvo en seco. Solo se oía el sonido de la cola apartando las hojas del lecho del bosque, delatando su conducta y caracter nervioso. Había olido algo. Volvió a prestar atención. Olía como... sí, exactamente a...

¡Ahora verían esos estupidos! Que Bill era estúpido. Eso SÍ que era una estupidez. Riendose por lo bajo Bill correteó por el bosque, siguiendo el olor de la presa que alcanzó a ver en el último momento. Una muchachita de pelo oscuro y largo, alas blancas y pulcro rostro pálido oriental. Con una risotada Bill cayó sobre ella empuñando una espada de curiosa hoja corta.

-¡Sorpresa! -gritó.

**Jamileh** Mar Ene 26, 2010 8:06 pm

Está alerta, intentando averiguar qué o quien la ha seguido y, sobretodo, por qué. Pero durante unos segundos no oye nada, estando apunto de proseguir su camino, hasta que oye algo...

...Se gira, escuchando una vocecita infantil acercándose. No puede sino parpadear ante la sorpresa cuando ve a esa especie de niño humanoide, que, pese a su aspecto y sus membranosas alas, se le antoja adorable, inofensivo... Y quizá por ello le pille por sorpresa cuando salta sobre ella empuñando un arma:

-¡Eh! -Esquiva el golpe, pero por haberse confiado, este le da en un hombro, provocándole un corte- ¿Por qué haces eso? -Pregunta sin entender nada. Desenfunda rápido su Katana, placando la espada de él sin mucho esfuerzo...

**Master** Mar Ene 26, 2010 8:16 pm

El ángel le esquiva y Bill cae sobre el suelo, clavando el puñal entre la hierba. Lo sacó de ahí de un golpe, girandose con los ojos encendido. Bah. NO IMPORTABA. En absoluto. Que le hubiera esquivado. Nada. En realidad había sido culpa suya por gritar aquello de sorpresa pero eso tampoco importaba. Solo importaba que iba a matarla, despellejarla y decapitarla para llevar su linda cabecita al infierno y así aquellos ESTÚPIDOS se tragarían sus palabras. Sisisisisi. Además eran ordenes del Amo. Y lo que el Amo ordenaba el Siervo lo hacía. Si no era así el Amo podía llegar a ser muy cruel y sus castigos muy dolorosos. Muchos demonios le habían fallado y los había desturido, no sin antes hacerlos enloquecer y torturarlos. Pero en su caso no sería así, no, él cumpliría porque era un buen Siervo que odiaba a los ángeles y el Amo estaría contento. Y quizá le diera riquezas y poder... poder para aplastar a los estúpidos que se reían.

Oh, si, era un plan perfecto. Y para eso solo tenía que matar a esa monada de grandes ojos espantados y asombrados. Parecía no creerse que la hubiera atacado. Los ángeles, siempre tan... ¡estúpidos! Bill estalló en carcajadas al pensar esto y al oir a la muchachita preguntar aquello, de forma tan inocente.

-¿Por qué te ataco? Porque eres estúpida, mira que preguntarlo... ¡ya deberías saber porque el Gran Bill te ataca, tontita! Porque... ¡eres un ángel! -respondió el demonio riendose de nuevo ante sus propias palabras y la katana que la jovencita desenfundo. Tonta, tonta, tonta, no podía hacer nada contra él. No con el respaldo de su Amo y su favor.

Así que riendose como un desquiciado, excitado ante la idea de ver a esa pequeña angelita ingenua tirada en el suelo desangrándose, con las entrañas derramadas y sin su linda cabecita porque el se la llevaría a su Amo -y a esos estúpidos para demostrarles quien mandaba y quien era el favorito de su Señor; se lanzó contra ella atacando con el cuhillo por delante. La tiró al suelo, agarrándola de la cara, donde el puñal dejó una larga marca sobre su mejilla mientras sus afiladas uñas se clavaban en su fino cuellecito y el demonio se reía como un condenado.

**Jamileh** Mar Ene 26, 2010 8:33 pm

Su respuesta, tan simple, dicha en ese tono de tamaña obviedad, sencillamente la deja aún más perpleja. No debería sorprenderle que un demonio le atacase por ser un ángel, pero después de lo de Azariel... Ilusa, ¡mira que pensar que todos serían iguales! Y además, ¿por qué se fía de la apariencia física del demonio? Puede parecer un niño, pero no lo es, no teniendo en cuenta como la ataca...

Sin embargo, las risas de él, el aspecto, todo... Es demasiado surrealista. Ese ser cae al suelo, y ella sigue con la Katana desenfundada, esperando que le ataque con la espada...

...Pero no espera que lo haga a su cabeza, por lo que no puede esquivar el corte en la cara, ni evitar que la tire. Deja caer la Katana e intenta apartarle con las mano, pero el condenado tiene fuerza, una fuerza insólita e inesperada ante su tamaño, como si fuese un gigante de dos metros, y no exagera...

Cuando nota que va a comenzar a dejarla sin aire, canaliza la energía en juntando sus manos como puede, apuntando después con la palma de una de estas a cualquier zona a la que llegue del demonio, no importa cual mientras sea a él... Y seguidamente, mientras la tos acude a ella, un rayo celestial impacta sobre este, probablemente enviándole lejos de ella...

**Master** Mar Ene 26, 2010 8:50 pm

El demonio seguía riendose mientras clavaba las uñs en el cuello del ángel, dejándole unas largas marcas de color rojizo mientras la sangre empezaba a caer del corte en la mejilla que, aunque poco grave, era bastante aparatoso a la vista. Ver morise a algo tan bonito como era aquel angelito era algo precioso, delicioso, como comer un bol de natillas o destrozar las alas de un ángel.

Pero entonces sintió una pequeña mordedura de la katana en la mano. ¡Ella! ¡Le había atacado! La miró enfurecido, con los ojillos rojizos sin iris brillando enfurencidos. A pesar de ser pequeño y ligeramente deforme el demonio parecía fuera de control. La golpeó en la cara, arañándosela.

-¡Estúuuuuuuuuuuuuuuuuupidaaaaa! ¿Cómo te atreves, maldita ángel del tres al cuarto? Atacarme, ¿a MÍ? -aulló el demonio, agarrándola y golpeandola contra el suelo, como quien agita una muñeca rota. ¿No tenía ni idea aquella estúpida de quién era él? El Siervo del Amo, y se atrevía a atacarle cuando estaba siguiendo SUS ordenes. Era tonta, definitivamente. Rematada, pensaba mientras la golpeaba sin poner atención a dónde le daba. No eran golpes cuidados o pensados, más bien daba donde veía un hueco y su furia era lo que le daba ventaja-. ¡Idiota! ¿Y tú te crees mejor que yo? -gritaba Bill enfurecido.

En cierto momento una de sus manos clavó las uñas sobre su hombro derehco, agarrando su ropa y de un golpe furioso, de un tirón, sela desgarró, destrozándole la parte superior de las predas, mordiéndola y escupiéndola, casi sin fijarse en la propia espada y que la haría más daño de clavarsela. Podría haberla matado con ella pero entonces no la haría arrepentirse de haberle intetado atacar y eso no podía ser. No, no, nononono. ¡No!

De pronto el rostro del demonio se contrajo en una mueca de desagrado y desconcierto, con los ojos rojizos muy abiertos que bajaron hasta ver la katana de la muchacha clavada en su pecho hasta la empuñadura.

-¿Quéeeeeee? -exclamó Bill. No podía ser. Aquello no podía ser-. ¡Maldita zorra! -gritó escupiendo tras este otra buena ristra de insultos, la mayoría en idioma demoniaco, mientras al removerse la sangre del demonio caía sobre el cuerpo del ángel que seguía bajo él, sin importarle en absoluto que así la herida se hiciera más profunda, buscando arañarla, hacerselo pagar.

Hasta que poco a poco sus gestos fueron haciéndose más lentos hasta caer inerte por fin, muerto. Fracasada su misión.

**Jamileh** Mar Ene 26, 2010 9:22 pm

El dolor es impresionante dado el tamaño de quien lo provoca, notando como la sangre ya no mana solo del corte de su rostro, sino de los arañazos de su cuello. Y después, antes de que pueda hacer nada, siente el golpe en la cara, nuevamente sorprendentemente fuerte y contundente, igual que los posteriores arañazos.

Los golpes alcanzan el lado malherido de su rostro, su frente, sus brazos, su cuello sangrante... La furia parece haber convertido en implacable a ese demonio, y no puede hacer nada para evitar que desgarre la parte superior su holgado kimono, que se comenzaba a manchar con su propia sangre. Practicamente desnuda de cintura para arriba, nota los mordiscos y la saliva que es escupida sobre su cuerpo, junto a más líquido rojo brotando, esta vez de su hombro.

El Rayo Celestial no ha funcionado, y ella solo puede estirar un brazo para hacerse con su Katana. Su intención es golpearle de forma vertical con el filo, cortándole como mucho en una extremidad, pero solo para apartarle y poder dejarle inconsciente... Sin embargo, la criatura se mueve tanto que, sin quererlo, la calva en su pecho:

-Oh... -Ese único sonido sale de su boca, mientras sobre la parte inferior de su ropa, la única no desgarrada, el viscoso líquido rojizo que nace de la mortal herida se derrama sobre ella, en lo que el moribundo ser sigue arañando donde puede... Ni si quiera intenta ya zafarse, ni se inmuta ante los insultos. Solo es capaz de dejar caer el arma, aún con el cuerpo ensartado, lo más lejos que puede de si misma.

Cuando se incorpora, lo hace para quedar sentada ahí, en el centro del suceso, con un lado del rostro lleno de arañazos, un corte, y un hematoma que, si bien no son graves, son, en efecto, aparatosos para la vista. Eso, únido a las rojizas marcas del cuello y el hombro, y el hecho de que sigue practicamente desnuda hasta la cintura, donde la tela intacta está llena de una sangre que no es suya, y a los mordiscos y arañazos que surcan su vientre, hacen que lo lógico sea que se levante y huya después de curarse con la Divina Unción.

Pero, sin embargo, continúa inmovil, salvo para enterrar la cabeza entre sus brazos. Acaba de matar a alguien por primera vez y, por mucho que sepa que ha sido en defensa propia y que se trataba de un diablo, no puede evitar verle como a un niño. Ese pensamiento es suficiente para bloquearla del todo y lograr que solo pueda hacer una cosa: permanecer así...

**Azariel** Miér Ene 27, 2010 2:36 am

Tres...
Dos...
Uno...
Comienza la función. En cuanto detecta la presencia de Jamileh en el bosque acelera, comenzando a correr en su dirección. En su cabeza aún tiene en mente el encuentro con Azrael y la información que el archidemonio le ha dado. Demasiadas preguntas que se quedan sinr espuesta, como el que le ayude de forma tan... Abierta, incluso mandando demonios menores para atacarla...

Pero, por encima de todo, lo que no puede quitarse de su cabeza son dos cosas: Los escalofríos que ha sentido ante el tacto del archidemonio, y el precio a pagar por tal ayuda...

La vida de ella. ¿Fácil, no? Sobretodo si logra enamorarla, en cualquier momento podría asesinarla, sin dificultad... Y cada vez que piensa en el hecho, o en la forma de hacerlo, de nuevo esa sensación en el estómago, un revuelto que se torna angustioso e incómodo, y que, en combinación con el nudo en la garganta, no hace más que darle quebraderos de cabeza.

Agita la misma en un intento de quitárselo de encima, lográndolo con cierta facilidad cuando ya logra divisarla. Genial, se van esas pero aparece otra nueva, una especie de opresión en el pecho que le insta a acercarse, y a ayudarla...

Pero no es por esa sensación por lo que se acerca, si no por que en su mente siguen resonando las palabras de Azrael como si se las susurrase al oído. Su rostro cambia en un segundo a una mueca de preocupación, prácticamente derrapando por el suelo cubierto de hojas muertas e ignorando el cadáver del demonio tendido cerca de ella.

Le echa un rápido vistazo, con el torso cubierto de sangre y la cara amoratada y cortada. Y una cosa que tenía que pensar, la hacer de forma inconsciente:

-Jamileh, ¡Jamileh, joder, vuelve! -La insta, con una preocupación y un dolor más que creíbles en la voz, manteniéndose firme en sus convicciones y objetivos, por encima del resto de sensaciones extrañas.

**Jamileh** Miér Ene 27, 2010 2:49 am

No sabe cuanto tiempo ha pasado desde que la vida de aquel pequeño demonio fue sesgada con su propia Katana, con unas manos que hasta ahora nunca se habían ensuciado con el acto de arrebatar una vida. ¿Pero por qué se siente tan mal si es para lo que ha sido entrenada? No sirve de mucho tener destreza, conocimientos y agilidad si no se emplean para tu cometido, ¿no?

Ninguno de esos pensamientos llega al centro de su mente, se quedan aislados en algun punto de su cabeza, puesto que ahora mismo, sencillamente, no puede evitar ver al ser como un niño. Todo lo que le rodea, de hecho, forma parte del aislamiento: El lugar, cada vez más oscuro; su arma, con el cuerpo aún ensartado, en el suelo; sus propias heridas, que siguen manando sangre sobre la que ya se encuentra reseca en su piel y su ropa; su semi desnudez...

Nada de eso parece importarle, ni si quiera es consciente de lo peligroso que es quedarse ahí, donde cualquier criatura puede aparecer y convertirla en su cena... ¿Qué más da? ¿Qué motivo tiene para moverse, curarse, y salir de ahí? Si hay alguno, este no es capaz de atravesar las barreras de la culpa para hacerla reaccionar.

En un principio, tampoco presta atención a la nueva presencia que irrumpe en el lugar, no hasta que la tiene practicamente enfrente, de forma que ignorar sus gritos es algo que ni en su bloqueo puede hacer. Alza entonces la cabeza, mirando primero a Azariel y después al cadáver que hay a su lado:

-Era... Era un niño... -Susurra sin expresión en la voz, volviendo a fijar su vista en un punto inexistente.

No llora, ella casi nunca se permite hacerlo, tampoco tiembla pese al frío que comienza a hacer, mucho menos entra en crisis poniéndose a gritar... Simplemente vuelve a quedarse inmóvil, como si así pudiese fundirse con el paisaje y dejar de ser...

**Azariel** Miér Ene 27, 2010 2:58 am

¿Y lo que tiene delante es un ángel, discípula de Miguel, entrenada y perfeccionada para matar demonios, que es, supuestamente, por lo que está aquí, en la tierra?

Si no fuese por las alas blancas con resplandores azulados apenas se lo creería. Pero bueno, las cosas son como son, y si ella ha acabado así está seguro que, después de oírla, es porque lo veía como un niño... Y en cierto modo, más o menos, lo es.

Pero no es eso lo que le interesa ahora, lo que más bien necesita es hacerla volver en sí, de forma que parezca preocupado por su estado o por su aspecto... Puede que realmente lo esté, pero ni siquiera es consciente, demasiado cegado ahora por los jugosos premios que Azrael le ha ofrecido:

-Defensa propia, Jamileh, ¿sabes lo que es eso? Te atacó, te defendiste, lo mataste... Créeme, esos demonios no tienen demasiado cerebro, sólo atienden a órdenes o instintos primitivos... Creo que ni siquiera llegan a sentir dolor. Ni se habrá enterado de que lo has matado. Estás sangrando... Perfecta modulación de voz, bajando varios tonos e incrementando esa sensación de congoja, seguido de otro gesto, bien medido, en el que le aparta el pelo del rostro y la toma de la cara, con suavidad, para que lo mire:

-Tienes que curarte, ¿entiendes lo que te estoy diciendo? Yo no puedo curar eso... Pero tú sé que sí.-Y de nuevo otra modulación de voz, a algo más firme, para inspirar confianza, junto con otro gesto, una sonrisa que le sale alentadora...

Debería haberse dedicado al teatro... Porque está haciendo teatro, ¿no?

**Jamileh** Miér Ene 27, 2010 3:10 am

Al principio, las palabras de Azariel no son escuchadas por ella más allá de un murmullo inconexo, pero poco a poco van cobrando volumen dentro de su cabeza y tomando un significado... ¿Defensa propia? Sí, pero defenderse no implica matar, podría haberlo dejado inconsciente o algo... Lo curioso es que sabía que ese día llegaría, pero no esperaba que fuese cuando aún no estaba supuestamente lista del todo, ¿no la habían enviado a terminar su entrenamiento? Menuda forma...

Finalmente, comienza a entender algo de lo que él dice, aunque pese a todo sea incapaz de verlo así, demasiado tocada por el hecho de que es la primera vez que su Katana se mancha de la sangre de un muerto... Su Katana y la única parte intacta de su Kimono, por cierto...

-¿No sienten dolor...? -Balbucea, obligándose a mirarle cuando él alza su rostro- ¿Dónde? -Pregunta cuando dice lo de la sangre, observándose las manos- No es mía, es de... -Pero entonces, medio volviendo en sí, siente una punzada de dolor en un lado de la cara, además de molestia en el vientre, el hombro y el cuello- Oh... -Musita, aún no siendo muy consciente de que sangrar puede ser peligroso, no cuando se encoge de hombros como si no tuviese importancia alguna- Ahá... -Y sigue sin hacer nada, sin tocarse si quiera en donde le duele- Era un niño... -Repite de nuevo, como si eso justificase cualquier cosa- Yo... Yo no le había hecho nada malo y...

Se queda de nuevo callada, desvíando la vista unos segundos hasta que vuelve a oírle. ¿Curarse? Claro que entiende lo que significa pero... ¿Para qué? ¿Por qué? Parpadea varias veces, indiferente. Sigue sin llorar o alzar la voz pese a sus balbuceos, permaneciendo sorprendentemente tranquila, aunque no sea una tranquilidad agradable en absoluto, sino más bien alarmante...

-¿Para qué? -Susurra, volviendo a mirarle- ¿Por qué?

**Azariel** Miér Ene 27, 2010 3:42 am

Niega con la cabeza ante su primera pregunta, el ni hubiese pestañeado en matarlo. Se hubiese llevado algún corte, ya que ese tipo de demonios cerebro poco, pero fuerza más que suficiente, aunque habría terminado relativamente rápido... Y, viéndola la cara a ella, parece que se ha dejado vapulear un buen rato.

La verdad es que tiene un aspecto lamentable, pero en sus ojos sólo se lee una preocupación perfectamente fingida.Le sigue la mirada por las heridas, ¿es que ni siquiera se ha dado cuenta? Y el olor a sangre resultaba bastante apetecible para las especies animales del bosque... Y las no tan animales, podría haber otro demonio por los alrededores y encontrar la presencia de ella, viéndola una presa fácil...

Y él no compartía presas.Niega con la cabeza, al parecer sólo le ha escuchado a medias:

-NO PIENSAN, Jamileh, simplemente actúan... Él demonio, tú ángel, ¿recuerdas? No todos son como yo. -La misma frase que Azrael le ha recomendado, y sabe que no caerá en saco roto... Pero, por si acaso, y aprovechando esas dos preguntas que le lanza, se saca otra de la manga, en conjunto con un amago de sonrisa:

-Pues para que no te duela, primero y principal, y... Porque no quiero que te mueras, para un ángel que me cae medianamente bien, y tiene que palmarla a las primeras de cambio... No es una perspectiva alentadora, ¿sabes? Anda, ven... -Pasa uno de sus brazos por la espalda de ella, ayudándola a levantarse y guiándola hasta un árbol, donde la deposita, a la espera de que lo entienda deuna vez y se cure mínimamente.

**Jamileh** Miér Ene 27, 2010 3:59 am

No sienten dolor... Eso alivia minimamente su culpa, pero sigue sintiendo esa sensación de confusión, porque su cabeza solo le permite ver al niño inocente, no al demonio rabioso que la lleno de insultos y golpes, incluso de escupitajos... Poco a poco, sin embargo, la realidad va haciendo a un lado el bloqueo, comenzando a sentir el frío y el dolor, pese a no ver aún la gravedad de ambos...

-No todos son como tú... -Repite, cerrando unos momentos los ojos- Entonces tengo suerte de que seas tú quien me haya encontrado... -Intenta sonreír, pero no logra hacerlo- Eres... -No es capaz de encontrar el adjetivo correcto, no cuando no ha vuelto en sí del todo- Eres... Eres... Noble... -Consigue decir, aunque igual ni se haya dado cuenta de que ha dicho exactamente al final, pero logra expresar el pensamiento, que ya es algo.

Se deja levantar, sintiendo un leve estremecimiento cuando el brazo de él se coloca en su espalda, aunque bien puede deberse al frío. Camina hacia el árbol, con pasos algo trémulos, pero sin que parezca que vaya a caerse. Únicamente, que lo que quedaba de su Kimono cae al suelo y queda atrás, debido a que por arriba nada la sujetaba... Pero ella no parece percatarse de ese hecho.

Simplemente concentra la energía en una de sus manos, depositándola primero sobre el vientre, cuyos mordiscos se cierran dejando pequeñas marcas que desaparecerán en pocos días, y después sobre su cuello y hombro, donde los arañazos se borran del todo. Vuelve a canalizar, dirigiendo la mano esta vez hacia su rostro, que tiene peor aspecto... Los arañazos desaparecen del todo, pero el moratón solo alivia su hinchazón, permaneciendo ahí, y el corte más profundo, aunque se cierra, deja una costra fresca que durará algo de tiempo.

Deja caer la mano a un lado de su cuerpo, sin atender al viento helador que la sacude ni molestarse en limpiarse la sangre. Simplemente se apoya en el tronco y cierra los ojos, como si algo la impulsase a ello, a tomarse un descanso, o más bien la obligase... Quizá es que, repentinamente, su cuerpo le haya avisado tarde de que tanto frío no es bueno...

**Azariel** Miér Ene 27, 2010 4:19 am

Una vez la ha depositado en el árbol, se centra en no mirar donde no debe para no perder puntos, porque sabe que si desvía la mirada los perderá. No entiende por qué lo llama noble, es de todo menos eso, y mucho más con lo que le está hac...

¿Eh...? Ese pensamiento no es suyo, no es propio de él. Agita la cabeza y se da un par de palmadas en la frente, aprovechando que ella está ocupada curándose las heridas. Una vez termina la observa, la cara no le ha quedado muy bien, pero al menos ya no sangra y está viva...

Perfecto, si no fuese porque parece quedarse de nuevo en trance. Deduce que es por el frío, ya que excepto por la ropa interior, no muy de su estilo pero que le queda bien, todo hay que decirlo, no lleva nada más. Bufa una sola vez, y esta vez en un gesto que le sale sin pensar (cosa que le extrañará después, seguro), se desnuda él, quedándose en ropa interior.

Se acluquilla enfrente de ella, con los vaqueros y la camiseta hechos un ovillo entre sus manos, apartándole el pelo del rostro:

-¿Puedes vestirte tú o te echo una mano? -Pregunta en un susurro, demostrándole, ahora de forma más intencionada, que no va a tocarla de ninguna forma para evitar ofenderla.

**Jamileh** Miér Ene 27, 2010 4:30 am

Permanece de nuevo medio ida largo rato, hasta que de repente, no sabe cuanto tiempo ha pasado, nota que alguien, bueno, Azariel, le aparta el pelo de su ahora poco atractivo rostro. Cuando alza la mirada, ve que le tiende unos pantalones y una camiseta, ante lo cual asiente, levantándose de nuevo. Con una mano temblorosa los toma, poniéndose primero la prenda superior y luego, con torpeza por el frío, la inferior.... Le quedan tan holgadas que parece aún más diminuta y delicada de lo que ya es, pero no parece preocuparle.

Por no preocuparle, ni le preocupa que él esté en ropa interior, porque no le mira más que a los ojos. Sin embargo, es nuevamente incapaz de leer en ellos nada que le advierta del peligro que corre, por lo que, ignorante, se limita a seguir observándole, ahora con una inmensa gratitud...

Entreabre un par de veces los labios, algo amoratados por el frío, pero no consigue articular palabra alguna ni emitir ningun sonido. Y, por tanto, cierra de nuevo la boca, sin apartar su mirada, aún llena de agradecimiento, de la de preocupación perfectamente fingida que tiene él.

Finalmente, cuando se ve capaz, traga saliva, rompiendo un silencio que ella misma ha iniciado:

-¿Me dejas hacer una cosa? -Pregunta con voz lastimera, sin moverse aún del sitio.

**Azariel** Miér Ene 27, 2010 4:44 am

La observa vestirse de la forma correcta, sin que quede lascivo ni nada similar... La ropa le viene tres tallas grande, pero bueno, menos da una piedra.

Y cuando se lo queda mirando, lo que transmite esa mirada le sacude de nuevo por dentro. ¿Por qué tiene que mirarle así, como si se le debiese algo, como si le agradeciese que esté ahi, cuidando de ella...? Joder, es que le hace sentir hasta m...

Eh, otro pensamiento que no tendría que estar ahi, y ya van dos. El problema es que esta vez no puede darse palmaditas en la frente, así que simplemente se empana, hasta que vuelve en sí al escuchar la pregunta. Baraja muchas, pero que muchas, posibilidades ante las posibles cosas que puede hacer Jamileh, pero como no ve motivo alguno para decirle que no, y hacerlo sería complicar las cosas, asiente:

-Claro. -La invita a ello, con un amago de sonrisa que refleja curiosidad y preocupación a partes iguales.

**Jamileh** Miér Ene 27, 2010 4:54 am

La sonrisa de él le parece sincera, desconocedora de que quien tiene delante es un magnífico actor y no alguien sincero, como ella cree ahora que es casi con total seguridad, puesto que ya van dos veces que la salva. Es incapaz de pensar en la posibilidad de que no haya sido casualidad que estuviese ahí... ¿Cómo va a pasarsele por la cabeza algo que ella no concibe porque jamás haría? Cosas como esa no se aprenden ni de los libros ni de los discuros de guerra, porque siempre se pasan por alto...

...Y eso pasa factura, como ahora. Ahora, que ella, demasiado tiempo sola, tiene distorsionadas sus percepciones. Además, por algun extraño motivo, su intuición le dice que confíe, que debe hacerlo... Y es raro que su intuición le diga lo contrario a lo que debe, pero probablemente también se le haya oxidado con el tiempo, ¿qué razón si no tendría una intuición para funcionar mal?

El ha accedido, y ella se aferra a ese asentimiento, a esa sonrisa permisiva, igual el naúfrago se aferra a la única tabla que flota cerca. Dará igual si la tabla tiene astillas que puedan cortarle, o si bajo esta hay atado un peso que la hundirá... En el momento de hundimiento, el naúfrago solo verá la superficie flotante de madera. Jamileh, por tanto, solo ve en el demonio que tiene delante un soporte milagrosamente puesto frente a ella para que se agarre... Quizá, si estuviese en la orilla, pudiese ver la auténtica realidad, ¡pero esta queda tan lejos!

Da un paso, después otro, y, finalmente, un tercero..., todos igual de tímidos, vacilantes y asustadizos, pero, en definitiva, pasos los cuales le llevan a quedar a su altura. Y entonces, súbitamente, olvida toda ética y hace aquello para lo que le ha pedido permiso: se apoya en el torso desnudo de él, rodeándolo con sus delgados brazos en la medida que puede, enterrando la cabeza. No hay más: No intenta que el gesto sea correspondido, ni hace nada que pueda dar a entender que lo pide... Simplemente se queda así, largo rato, sin romper ese nuevo silencio.

Posiblemente, Azariel acabe por notar una peculiar humedad en el hombro sobre el cual Jamileh ha apoyado la cabeza... Pero ella ha contado con ello, de forma que, para cuando se aparte (o sea apartada), las pruebas de que esa humedad es real no existirán en su rostro..., porque, para el mundo exterior, nunca han existido.

**Azariel** Miér Ene 27, 2010 5:19 am

No sabe si camina más lenta por gusto o por los nervios que la recorren por dentro, pero esos segundos en los que tarda en acercarse a él se le hacen eternos. Se la queda mirando con una expresión curiosa...

Y, de repente, y sin esperarlo absolutamente, le... ¿Cómo se dice? Sí, joder... Ah, sí... Le abraza. Se queda estático en un primer momento, y no por desconocer lo que tiene que hacer, sino porque el impacto que sufre por dentro, a la altura del pecho, es atroz. Es como si alguien golpease contra una pared en busca de una salida, sin éxito alguno excepto el... Dolor, porque eso es dolor, que le recorre...

Y aún así las palabras de Azrael, las promesas y los beneficios, siguen ganando a cualquier otra cosa, cuando estira sus brazos y los pasa por la cintura de ella, respondiéndole al abrazo y dejando que llore, porque esa humedad tiene que ser por las lágrimas. No hace nada más excepto acariciar la cintura con las yemas de los dedos, concentrado en que el gesto le quede casual y sincero y que no se le note lo que lleva por dentro....

Pasan un par de minutos así hasta que se separa, levantándole el rostro de nuevo:

-Hay que irse... Tengo el coche a la entrada del bosque, puedo llevarte a casa... Y no acepto un no por respuesta, amiga mía... Así que vamos -Y en otro gesto inconsciente, que contrasta mucho con los premeditados, la toma de la mano y comienza a guiarla por la espesura del bosque.

**Geasser** Lun Feb 01, 2010 12:56 am

Normalmente el bosque es un lugar que no suele gustarme. Es oscuro, es húmedo e incierto, y siempre he tenido la sensación de que mora aquí algo más que los árboles, los pájaros o las fieras. Algo invisible, más atroz, y sobre todo más... antiguo. Pero creedme que después de la "conversación" con Astaroth merece la pena venir a refrescarse aquí para pensar.

Quizá mas de uno se lo pensaría por miedo a perderse, o por más miedo a que los magos lo frían a base de rayos arcanos color azul homosexual, pero a mi personalmente tal cosa no me preocupa. Ni siquiera el perderme, no mientras, al menos, sepa hacia dónde ir y pueda tener referencias para orientarme, cosa difícil aunque no imposible, en este lugar.

Me siento en una roca tapizada de musgo verte, al lado de un riachuelo que hace una pequeña cascada en un salto del terreno, y me quedo observando el agua cristalina sumido en mis pensamientos, mientras dejo las espadas en la roca, justo a mi lado, siempre cercanas, para liberar mi espalda de su peso.

**Rhaegar Kether** Lun Feb 01, 2010 1:09 am

Hummm. Hummm. Vale, su pésimo sentido de la orientación se la ha vuelto a jugar. Se ha perdido.

A lo mejor no debería haber vuelto. Era un paria, y lo sabía. Si alguno de los demás llegaba a encontrarle de nuevo por aquí, lo mínimo sería que reaccionasen con desagrado, con hostilidad incluso. Y sin embargo, aquellos pensamientos fueron sustituidos enseguida al recordar lo que estaba haciendo allí: había vuelto a por el objeto que le permitiría cumplir sus objetivos, y que había descubierto con toda seguridad que estaba allí.

Pero al ver otra vez la capa de vegetación a su alrededor, piensa de nuevo que debería haber cogido el tren para ir. No es que fuese escaso de recursos, qué va, pero había preferido entrar a pie, caminar otra vez por la ciudad, ver de nuevo las calles que tan familiares le resultaban. Debería haberse dado cuenta de que era un error.

Suspira. Se acerca el mediodía, y la camisa de viaje, pese a ser lo único que lleva sobre el pecho, se le pega a la piel debido al sudor, las botas le acusan todos los kilómetros recorridos y la bolsa le pesa. Decide que hará un alto, y luego continuará, por lo que se deja caer en una roca cubierta por una gruesa y mullida capa de musgo.

Aunque claro, lo de salir de aquí tiene fácil solución. Con delicadeza, extiende la palma de la mano ante él al tiempo que empieza a concentrarse, y a ponerse en sintonía. Después, de un pequeño soplido, ante el cual, su hálito sale disparado como la brisa entre las hojas. Esboza una sonrisa. Los pequeños vientos recorrerán el bosque, y si encuentran algo, la salida por ejemplo, le susurrarán dónde es.

Al cabo de un rato, de muy poco rato, nota cómo el viento le acaricia el pelo, y le susurra que hay...algo extraño, algo que no pertenece al bosque, que no es siquiera de la naturaleza. Por vez primera, frunce el ceño preocupado de verdad. No puede sacarle más información a algo que sólo es un elemento de la naturaleza ¿Extraño? Quizá debería echarle un vistazo... Pero con precauciones, claro.

Al instante, saca de la bolsa una de sus fieles Uzis, fastidiado por no llevar alguna prenda larga que le permita ocultarla, y se dirige al lugar en silencio, tal como ha aprendido en la última década.

**Geasser** Lun Feb 01, 2010 1:48 am

Habria podido escuchar a quilómetros al ser (persona, animal, ente, ángel, demonio o lo que fuera) que se estaba acercando a mi posición icnluso a kilómetros. Mi entrenado oído de asesino se percata de pasos bípedos, poco sólidos, ruidosos e inestables sobre la maleza. Lo que fuera, era humanoide. Pasos inseguros, sin rumbo fijo... alguien que se ha perdido. Ah, pero de repente se detiene su ritmo... quizá se haya percatado de mi presencia, o quizá sólo ha reencontrado el camino.
No, sigue moviéndose, ahora con más seguridad, pero a la vez con más sigilo. Es bastante probable que se estuviera acercando a por mi, a juzgar por sus pisadas cada vez más cercanas y por la forma en que se erizan las plumas negras de mis alas.

Cojo las espadas y con el sigilo y la velocidad de un gato me subo a un árbol de ramas intrincadas y una hojaresca tupida en la copa. Desenvaino las espadas con cuidado de que el acero no silbe. Veo al "alguien" pasar justo debajo de mi, y va armado. Espero, paciente, como la pantera espera a la presa que cae en su trampa, inocente, ignorante del peligro real... Espero... espero... espero... está justo debajo... espero... él da otro paso...

Me dejo caer entre las ramas con velocidad y en menos de lo que dura un parpadeo, uno de mis filos amenaza con la punta su espalda y el otro su cuello. Mis ojos de escarcha se centran en los suyos y mis sentidos en su aura. No hay alas. No es un ángel. No hay oscuridad. No es un caído. No huelo a azufre. No es un demonio. Es, de hecho, indudablemente humano. Pero hay poder.

- Deja las armas en el suelo, despacio, y sin intentar trucos, por favor. - le dijo con voz monocorde - No quisiera tener una pelea en este momento si puedo evitarlo, y eso sólo podrá ser así si colaboras.

**Rhaegar Kether** Lun Feb 01, 2010 2:17 am

Anda hacia la localización que le han susurrado, hasta que al fin, su percepción finamente desarrollada hasta más allá de sus sentidos mundanos le advierte de lo que se oculta allí, es un ente no humano. ¿Un demonio? No, el aura no es tan oscura... Debe de ser un ángel oscuro. Sí, nota una sensación de impotencia que surge de ese aura, de no sentirse cómodo en su lugar... No es fácil saber cómo reaccionará. Se puede saber a grandes rasgos qué esperar de un demonio o de un ángel, pero en el caso intermedio, no puede predecir nada.

Ha llegado al lugar pero... no hay nada. Pero su percepción está segura de que ronda por aq...

Un sólo sonido le advierte lo justo para girarse antes de que el extraño caiga justo a su espalda. Pero por desgracia, no ha tenido tiempo de girarse del todo. Dos filos se apoyan en su espalda y su cuello, mientras que él, por su parte, al medio girarse ha colocado su arma de fuego a la altura de la cabeza del oscuro, a bocajarro. A esta distancia, por muy rápido que se pueda mover, no podrá esquivar la salva de balas que le llenaría la cabeza de plomo. Se le queda mirando, al tiempo que él también mira al arcano: los dos poseen unos ojos de hielo, sin rastro de duda.

- Bien, pero éso será sólo si tú también dejas tus armas- dice sin denotar ningún sentimiento en su voz ni bajar lo más mínimo la suya. No se fía, tiene que ser el otro el que haga el primer movimiento- No haré ningún... ¿cómo lo has llamado? Ah, "truco", si tú también me demuestras que tus intenciones no son directamente hostiles.

**Geasser** Lun Feb 01, 2010 12:27 pm

- Me parece correcto y procedente.

Me quedo unos segundos más mirándole sin expresión alguna en la cara, pudiendo, ahora sí, percibir el aura mágica a su alrededor. COmo imaginaba no es un humano cualquiera, sino uno dotado de poder arcano.
A la vez que él y con un sincronización casi ensayada, retiro las armas y las envaino a mi espalda, separándome de él un paso. En cierto modo la parte menos frívola de mí suspira por haberse librado de las uzis que bien podrían haberme reventado la cabeza en el sentido más literal y menos agradable que conozco, aunque no estoy del todo seguro, pues mi reacción siempre es igual por muy cercana que esté de la muerte: neutralidad total.

- Llevas un armamento curioso teniendo en cuenta que eres un mago... - comento en voz baja, enarcando una ceja con cierta curiosidad.

**Rhaegar Kether** Lun Feb 01, 2010 5:10 pm

Él retira sus armas cuando el otro también baja las suyas, aunque no por ello las suelta. Se ha dado cuenta de su presencia y ha tenido tiempo de esconderse, lo que indican unos sentidos desarrollados más allá de lo normal, propios del combate o del asesinato. De todas formas, tiene la impresión de que no le atacará de momento.

- Cada persona usa el arma que más se le adapte a su forma de lucha, ¿no es cierto, oscuro?- comenta estudiando detenidamente las dos espadas que enarbola. Están hechas para un combate cuerpo a cuerpo, rápido y limpio.

Piensa en las circunstancias en las que se lo ha encontrado. En mitad de un bosque perdido de la mano de Dios. ¿Será por alguna razón? Bien, ya que estamos de nuevo en la ciudad, puede aprovechar para empezar a conseguir información a partir de cualquier persona.

- Quisiera saber por dónde podría llegar a la zona urbanizada, si podrías decírmelo.- para hacer la situación menos sospechosa, decide que lo mejor es presentarse.- Me temo que no nos hemos presentado formalmente. Empezaré yo, pues, mi nombre es Reg.- la costumbre indica que antes de preguntarle el nombre a alguien tiene que presentarse uno mismo.

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